Por: Hernán Baquero Bracho.
Una de las grandes falencias que arrastraba a Colombia, era la falta de un interés nacional que aglutinara las voluntades y los recursos del conglomerado nacional. Por fortuna, uno de los haberes que puede relucir a toda pompa el Presidente Álvaro Uribe Vélez es, precisamente, ese. Reunir en torno al propósito nacional de seguridad democrática, crecimiento económico, disminución de la corrupción, la violencia y el clientelismo a la mayoría de un pueblo. El pueblo colombiano.
Al igual que Colombia con Uribe a la cabeza, Bogotá con varias administraciones distritales a cuestas también trazó un norte, fijó el timón y presionó el acelerador. Y los resultados en uno y en otro caso se observa, hasta desde la lejanía.
La Guajira y Riohacha todavía no han hecho lo pertinente. No ha habido un norte claro. La pasada administración en ambas dejaron más sinsabores que satisfacciones. Ambas desencuadernadas y en estado caótico. No existieron ni políticas, ni visión compartida. Ni existió plan de ciudad ni en el pasado, ni el presente que trascienda los simples periodos gubernamentales y que le permitan a la ciudad capital saber para donde va. Oportunidades es lo que presenta Riohacha en el corto y mediano plazo, para salir adelante como ciudad señorial.
Propósitos comunes – en el ámbito local, municipal y departamental – que sean aprehendidos por la comunidad en general, con sentimiento patriótico y de pertenencia, no hay. Pero debe haberlo, o mejor aún, construirlo en torno al carbón y al gas, sus regalías y su inversión - todavía estamos a tiempo de enderezar el camino - también alrededor de la agricultura pero ante todo de la agroindustria, con, los cultivos para biocombustibles (palma de aceite, higuerilla, estropa), el banano y el café orgánico, el cacao y el algodón. La puesta en marcha en un futuro próximo de la represa del ranchería, alimenta estos propósitos.
Propósitos comunes han de construirse pero en escenarios participativos e incluyentes en los concejos comunales que dirige el gobernador donde brille la argumentación, las propuestas, el análisis y la acción. Es hora de trazar entre todos la bitácora de vuelo, socializarla y entronizarla.
Al igual que Colombia con Uribe a la cabeza, Bogotá con varias administraciones distritales a cuestas también trazó un norte, fijó el timón y presionó el acelerador. Y los resultados en uno y en otro caso se observa, hasta desde la lejanía.
La Guajira y Riohacha todavía no han hecho lo pertinente. No ha habido un norte claro. La pasada administración en ambas dejaron más sinsabores que satisfacciones. Ambas desencuadernadas y en estado caótico. No existieron ni políticas, ni visión compartida. Ni existió plan de ciudad ni en el pasado, ni el presente que trascienda los simples periodos gubernamentales y que le permitan a la ciudad capital saber para donde va. Oportunidades es lo que presenta Riohacha en el corto y mediano plazo, para salir adelante como ciudad señorial.
Propósitos comunes – en el ámbito local, municipal y departamental – que sean aprehendidos por la comunidad en general, con sentimiento patriótico y de pertenencia, no hay. Pero debe haberlo, o mejor aún, construirlo en torno al carbón y al gas, sus regalías y su inversión - todavía estamos a tiempo de enderezar el camino - también alrededor de la agricultura pero ante todo de la agroindustria, con, los cultivos para biocombustibles (palma de aceite, higuerilla, estropa), el banano y el café orgánico, el cacao y el algodón. La puesta en marcha en un futuro próximo de la represa del ranchería, alimenta estos propósitos.
Propósitos comunes han de construirse pero en escenarios participativos e incluyentes en los concejos comunales que dirige el gobernador donde brille la argumentación, las propuestas, el análisis y la acción. Es hora de trazar entre todos la bitácora de vuelo, socializarla y entronizarla.
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