Las ironías de la vida


"...lo irónico es que los que han salido beneficiado de esta contienda, son aquellos candidatos que nunca han hecho o han puesto una piedra en beneficio de estos municipios. Sé que la ingratitud existe desde antes de Cristo, pero que todavía se refleje en pleno siglo XXI, es de condenar a aquellos que están en contra del progreso de sus propias comunidades, sufragando por candidatos ineptos y para algunos de todos conocidos que llegan y compran la conciencia de las personas o habitantes de estos pueblos."

Por: Hernán Baquero Bacho.
Hoy siento más que nunca nostalgia y tristeza, cuando recuerdo el pasado. Cuando existía esa amistad sincera, esa hermandad de los pueblos, donde había el respeto mutuo, desde el más acomodado para no llamarlo rico, al más humilde para no llamarlo pobre, pero por igual grandes, en el término de la palabra amistad. La amistad hoy es un antivalor. La amistad de hoy se mide por los intereses y no por los afectos. La hermandad de los pueblos le ha pasado lo mismo. No existe, también es un antivalor.

Si bien es cierto que los políticos de turno, no todos los tildan de inseríos y aprovechados, lo cual hoy es el momento que vivo, he notado que han llegado al poder gobernantes que si cumplen con lo que prometen en su proselitismo de sus campañas electorales. Lo más extraño de esto es que en el presente el pueblo no en su mayoría, es el que no corresponde cuando ese mismo gobernante le trae desarrollo y bienestar a esas comunidades.

Hoy días después de las elecciones para elegir senadores y representantes a la cámara, observo con preocupación que en algunos municipios del departamento donde ha llegado lo que nunca había llegado: El desarrollo y las demás comodidades, no han correspondido como se esperaba en escoger a sus verdaderos amigos que directa o indirectamente han gestionado o han canalizado obras para sus municipios, lo irónico es que los que han salido beneficiado de esta contienda, son aquellos candidatos que nunca han hecho o han puesto una piedra en beneficio de estos municipios. Sé que la ingratitud existe desde antes de Cristo, pero que todavía se refleje en pleno siglo XXI, es de condenar a aquellos que están en contra del progreso de sus propias comunidades, sufragando por candidatos ineptos y para algunos de todos conocidos que llegan y compran la conciencia de las personas o habitantes de estos pueblos. Pasan las elecciones y los compromisos de los que practican estas irregularidades quedan en el aire, ya que los que se benefician son unos pocos. Las ironías de la vida.


Los resultados de hoy haciendo este análisis, veo que Dios nos miró con ojo de piedad donde por lo menos los miles que lo hicimos de conciencia y con sentido de pertenencia acertamos en la escogencia de los candidatos que elegimos y que salieron ganadores y solo me queda pedirle al Poderoso les abra la mente ha esos ingratos, para que recapaciten a tiempo y no vuelvan a incurrir en la ingratitud. ¡Qué ironía pueblo mío!.

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