Del centralismo salvaje

"Hoy el Gobierno Nacional tiene en la mira a las regalías directas para manejarlas desde el centralismo salvaje, a su discrecionalidad y que no estarán inmersas en el presupuesto general de la nación, como quien dice no tendrán control político por parte del Congreso de la República, tal como está consignado en el acto legislativo que pretende modificar los Artículos 360 y 361 de la Constitución Nacional".

Hernán Baquero Bracho.

El tema de la descentralización geográfica administrativa, tanto en Colombia como en otros países de la América Latina, ha sido tratado en forma extensa y por mucho tiempo, sin que hasta el día de hoy – por lo menos en nuestro país – se haya concretado. En la Constitución del 4 de Julio de 1991, se encuentra plasmada la planificación y formulación del desarrollo, desde y para, las regiones periféricas. En las elecciones del catorce de marzo del año en curso, los costeños votamos por el Si a la Región Caribe. El resultado fue abrumador, pero el gobierno nacional por cuestiones económicas, manifiesta que esto no es posible.

Desde el año 2001, hemos seguido agobiados por el centralismo bogotano. Lo que ocurrió con las transferencias de las regiones, durante el acto legislativo 01 de 2001 y que el ex senador Amilkar Acosta Medina, puntualizó acertadamente en ese momento como el “Zarpazo del Centralismo” y la propuesta del gobierno de ese entonces fue la de modificar los Artículos 356 y 357 de la Carta Magna y que apuntó precisamente al corazón del proceso de descentralización y de la autonomía territorial.

En los últimos 19 años de la vida de la nueva Constitución, está ha sufrido un implacable proceso de descuartizamiento; más de 25 reformas la han ido desvalijando sin contemplaciones y la descentralización ha llevado la peor parte. El primero y más contundente golpe asestado a está fue el “zarpazo” que significó para las finanzas de los departamentos y municipios la aprobación de ese acto legislativo, siendo ministro de hacienda el hoy presidente de los colombianos Juan Manuel Santos Calderon, lo que le significó al país, un recorte de 11 billones de pesos de las transferencias y expresó ante el país que eso sería transitorio, mientras el gobierno central ajustaba sus desbordadas finanzas. En el Gobierno de Andrés Pastrana Arango, el economista costeño, Salomón Kalmanowitz, dejó para la historia una expresión lapidaria “El gobierno central ha pretendido frenar la espiral de las transferencias para no ver afectada su propia espiral del gasto”.

Pero el recorte continuó desde el periodo 2002 al 2008, que como lo expresé en uno de mis artículos, el recorte por dichas transferencias fue de 27 billones de pesos. Y hoy el Gobierno Nacional tiene en la mira a las regalías directas para manejarlas desde el centralismo salvaje, a su discrecionalidad y que no estarán inmersas en el presupuesto general de la nación, como quien dice no tendrán control político por parte del Congreso de la República, tal como está consignado en el acto legislativo que pretende modificar los Artículos 360 y 361 de la Constitución Nacional.

Colombia, es ciertamente un país heterogéneo, un país de regiones, en donde la tradición histórica, la antropología, y la geografía, contribuyeron a que durante décadas se establecieran áreas económicas autosuficientes y cerradas, las cuales pudieran ser interconectadas, a duras penas a mediados del siglo XX, mediante costosas inversiones en infraestructura de transporte y comunicaciones. De allí que el modelo francés de planeación centralizada encontró siempre tantos obstáculos y problemas en la implementación de políticas y programas a nivel regional, ya que no existía una verdadera función de inducción socio-económica “del centro de la periferia” y viceversa.

Con todos estos acontecimientos queda la pregunta ¿y el Artículo 1º de la Constitución Política, habrá que reformarlo? ¿Y donde queda el pensamiento del constituyente primario y para que se derogo la Constitución de 1886? Amanecerá y veremos.