Por Hernán Baquero Bracho.
La fama sigue al sacrificio. El conocimiento sigue a la diligencia. El intelecto está regido por acciones. En base a estos tres axiomas fue que el reverendo padre Augusto José Ovalle Quintero, sembró una semilla como fue la fe, la cual estaba disminuida en el pueblo villanuevero, por culpa de esa violencia cruenta en que estuvo el municipio por más de una década y que es de ingrata recordación para todos sus habitantes. El padre Ovalle con sus acciones, sus conocimientos y el poder del Espíritu Santo pudo recuperar y devolver esa fe que se encontraba perdida en este pueblo sufrido, pero con una fortaleza y unas creencias que lo volvieron otra vez de la mano del padre Ovalle a los ojos de nuestro Señor Jesucristo.
Una de las personas más intelectuales con que cuenta Villanueva, ya nonagenario en su edad física, pero joven en su edad mental, como lo es el patriarca liberal Sabas Silvestre Socarras, tiene un escrito inédito de fecha 27 de julio de 2006, que recobra importancia en base al título de esta columna: Rerum Novarum, donde deja expresado lo que fue la presencia del sacerdote Augusto Ovalle Quintero, al frente de la parroquia de Villanueva: “la dirección espiritual ha sufrido ostensible cambio, con la activa labor pastoral del padre Ovalle, lo cual ha producido una verdadera integración. Ha desarrollado estrategias propias, que han inducido a los feligreses a cohesionarse en un solo haz de creyentes católicos; es muy diciente, la presencia del pueblo creyente en la eucaristía de los domingos en la tarde, cuando la iglesia se colma y gran parte de la plaza principal.
Nadie en la región y tal vez en el país, ignora que el municipio de Villanueva y sus alrededores; hará apenas 2 o 3 años, fue sometido a una cruenta y persistentes violencia, lo que produjo una horrenda degradación en todos los aspectos, sociales, económicos y espirituales; pero como decía el presidente Franklin Delano Roosvelt al primer ministro Wiston Churchill, en un telegrama con motivo de la derrota de Alemania: “Todo pueblo y todo hombre tiene una cita con el destino”. Y Jorge Luis Borges Acotaba: “el destino no hace acuerdos”.
Pero para el caso especifico de la recuperación de Villanueva y su entorno geográfico, si hubo un incontrovertible acuerdo, al coexistir los tres factores fundamentales, para hacer el cambio de la estática a la dinámica, como lo anotamos anteriormente. Hay sobradas justificaciones para detenerse a resaltar la calidad y cualidades del sacerdote y abogado Augusto Ovalle, que los feligreses califican como un premio de Dios, su presencia en Villanueva, su pueblo querido, cuya arma para conquistar almas en esa ancestral humildad que siempre lleva en el campo focal de su conciencia. Con esa arma horada todas las dificultades inherentes a la vida del hombre en la tierra.
Como presidente del tribunal eclesiástico en Barranquilla, tuvo la gran oportunidad, de interpretar y aplicar el derecho Canónigo, bajo la inspiración de la doctrina cristiana y acelerar las soluciones a los problemas matrimoniales. Y así como a practicar las modificaciones en los oficios religiosos, contemplados en las encíclicas pertinentes. Dialogar con el padre Ovalle es tanto como recibir un baño de cultura universal, que él decora con una recia personalidad; usa frases cortas pero contundentes.
Conoce en forma exhausta a las distintas escuelas filosóficas, en las cuales incursiona con absoluta propiedad; le es lo mismo mencionar a Tomas de Aquino que llegar a los predios de Heráclito de Éfeso; conoce a fondo a Aristóteles y a platón dueños durante más de dos mil años del idealismo; no frunce el ceño cuando se le menciona a Marx y Engel. Por todo lo anterior se intuye que la presencia del padre Ovalle, ha sido equivalente a una terapia espiritual, que ha generado un gran optimismo colectivo, con sus positivos resultados”. Y qué resultados, como fue devolverle la fe a los villanueveros, siempre la memoria del padre Ovalle perdurará en la feligresía y en los feligreses de la parroquia Santo Tomas de Villanueva.
Una de las personas más intelectuales con que cuenta Villanueva, ya nonagenario en su edad física, pero joven en su edad mental, como lo es el patriarca liberal Sabas Silvestre Socarras, tiene un escrito inédito de fecha 27 de julio de 2006, que recobra importancia en base al título de esta columna: Rerum Novarum, donde deja expresado lo que fue la presencia del sacerdote Augusto Ovalle Quintero, al frente de la parroquia de Villanueva: “la dirección espiritual ha sufrido ostensible cambio, con la activa labor pastoral del padre Ovalle, lo cual ha producido una verdadera integración. Ha desarrollado estrategias propias, que han inducido a los feligreses a cohesionarse en un solo haz de creyentes católicos; es muy diciente, la presencia del pueblo creyente en la eucaristía de los domingos en la tarde, cuando la iglesia se colma y gran parte de la plaza principal.
Nadie en la región y tal vez en el país, ignora que el municipio de Villanueva y sus alrededores; hará apenas 2 o 3 años, fue sometido a una cruenta y persistentes violencia, lo que produjo una horrenda degradación en todos los aspectos, sociales, económicos y espirituales; pero como decía el presidente Franklin Delano Roosvelt al primer ministro Wiston Churchill, en un telegrama con motivo de la derrota de Alemania: “Todo pueblo y todo hombre tiene una cita con el destino”. Y Jorge Luis Borges Acotaba: “el destino no hace acuerdos”.
Pero para el caso especifico de la recuperación de Villanueva y su entorno geográfico, si hubo un incontrovertible acuerdo, al coexistir los tres factores fundamentales, para hacer el cambio de la estática a la dinámica, como lo anotamos anteriormente. Hay sobradas justificaciones para detenerse a resaltar la calidad y cualidades del sacerdote y abogado Augusto Ovalle, que los feligreses califican como un premio de Dios, su presencia en Villanueva, su pueblo querido, cuya arma para conquistar almas en esa ancestral humildad que siempre lleva en el campo focal de su conciencia. Con esa arma horada todas las dificultades inherentes a la vida del hombre en la tierra.
Como presidente del tribunal eclesiástico en Barranquilla, tuvo la gran oportunidad, de interpretar y aplicar el derecho Canónigo, bajo la inspiración de la doctrina cristiana y acelerar las soluciones a los problemas matrimoniales. Y así como a practicar las modificaciones en los oficios religiosos, contemplados en las encíclicas pertinentes. Dialogar con el padre Ovalle es tanto como recibir un baño de cultura universal, que él decora con una recia personalidad; usa frases cortas pero contundentes.
Conoce en forma exhausta a las distintas escuelas filosóficas, en las cuales incursiona con absoluta propiedad; le es lo mismo mencionar a Tomas de Aquino que llegar a los predios de Heráclito de Éfeso; conoce a fondo a Aristóteles y a platón dueños durante más de dos mil años del idealismo; no frunce el ceño cuando se le menciona a Marx y Engel. Por todo lo anterior se intuye que la presencia del padre Ovalle, ha sido equivalente a una terapia espiritual, que ha generado un gran optimismo colectivo, con sus positivos resultados”. Y qué resultados, como fue devolverle la fe a los villanueveros, siempre la memoria del padre Ovalle perdurará en la feligresía y en los feligreses de la parroquia Santo Tomas de Villanueva.
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