Una madre wayuu entrega a su hijo de año y medio que presenta síntomas de desnutrición a la directora de nutrición del Bienestar Familiar, Ana María Ángel. Fue en Uribia
Comenzó en zona rural de Uribia, en la Alta Guajira, visita casa a casa para detectar casos de menores afectados. Muchos padres wayuu siguen renuentes a que sean atendidos.
Cuatro niños de dos comunidades wayuu en Uribia con desnutrición severa lograron ser trasladados por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, para ser atendidos en un centro asistencial, después de que se surtiera todo un proceso porque sus familias se oponían a que recibieran atención médica.
Lo anterior fue el resultado de dos operativos en las rancherías Walirumana y Ureure, hasta donde llegaron los funcionarios del instituto en cabeza de la directora de Nutrición Ana María Ángel, quien iba acompañada de una caravana de las que hacen parte la Defensoría del Pueblo, Comisaría de Familia, Policía de Infancia y Adolescencia, Casa de Justicia y varios intérpretes que sirvieron como mediadores para tratar de convencer a los padres wayuu.
La misión final que era llevar a los niños para que fueran valorados se cumplió, sin embargo, en cada una de las comunidades los wayuu quisieron impedirlo argumentando que en sus hogares se recuperarían sin necesidad de un médico.
La jornada
En Walirumana ubicada en el kilómetro 96 en la vía a Puerto Bolívar, la madre de un niño de dos años de edad, pero que tiene talla de un bebé de cinco meses por la desnutrición, no se atrevía a tomar la decisión por la negativa de la autoridad tradicional y la ausencia del padre.
Por más de media hora se le explicó que su bebé necesitaba atención y que podría morir si no recibía el tratamiento de manera urgente. Las clases en la pequeña escuela fueron suspendidas, los wayuu presentes rodearon la diminuta casa de barro donde permanecía el menor y las autoridades empezaban a desesperarse porque el proceso incluía la visita a varias rancherías.
“No es una decisión arbitraria, porque ya este niño había sido localizado y se llevó a cabo todo un proceso de convencimiento con un equipo psicosocial y se logró una atención primaria, pero se detectó que no había mejoría, por lo que sospechamos que había una falta de compromiso de la familia”, dijo el alcalde de Uribia, Abel Giacometto Fominaya.
Cuando decidieron trasladar al niño, previa lectura de un acta en presencia del delegado de la Defensoría del Pueblo, varios familiares siguieron oponiéndose, por lo que la Policía tuvo que intervenir para evitar que el menor saliera lastimado.
El menor fue recluido en la clínica Talapüin de Uribia donde lo recibió el médico José Cayetano Romero, quien explicó que el paciente presenta desnutrición severa, aunque era necesario descartar otras patologías.
Agregó que este flagelo es una enfermedad social, porque es realmente triste que un menor llegue a este estado.
En Ureure fueron tres niños los trasladados. En esa comunidad donde solo hay cinco ranchos de barro, se encontraron tres niños en estado de desnutrición, a pesar de que solo había sido reportada una niña de 18 meses.
Más apoyo
Ángela Hernández, del programa de recuperación nutricional de la Fundación Jucaprov, explicó que la menor estaba siendo atendida y logró subir tres kilos, pero cuando estaba en el proceso, la mamá salió embarazada y se descuidó.
“Cuando llegamos conseguimos una niña con el proceso suspendido y un lactante también en desnutrición, más otro de sus hermanitos con el mismo problema”, indicó Hernández.
La menor tiene un peso de 6 kilos cuando debería tener 11 y el bebé pesa 3.200 gramos cuando a su edad debería tener 4 kilos, dijo la nutricionista.
La mediación en este lugar fue menos traumática y después de hablar con los tíos maternos de los menores, la madre accedió a que los trasladaran y recibieran la atención médica.
Ana María Ángel afirmó que aunque hay otros departamentos de la Costa con problemas de desnutrición, en La Guajira es donde se centra la microfocalización por la alta población indígena y lo extenso del territorio.
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