Por
Luis H. Tabares Agudelo
Corporación Universitaria Americana de Barranquilla
Derecho, quinto semestre
lhernanta@hotmail.com
Luis H. Tabares Agudelo
Corporación Universitaria Americana de Barranquilla
Derecho, quinto semestre
lhernanta@hotmail.com
Los derechos de los niños deben ser especialmente protegidos, así lo enuncia nuestra Constitución Política. Una buena parte de los organismos internacionales impulsan planes para garantizar estos derechos.
Se habla de la vida, de la adecuada alimentación, de la salud, de la integridad física, de la seguridad social, del cuidado y el amor; de su derecho a tener una familia y a no ser separado de ella. De que los niños sean protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o mental, venta, explotación o abuso sexual.
La familia, la sociedad y el Estado están obligados a asistirlos en sus primeros años. A garantizar que, al menos, no mueran de hambre como ocurre en La Guajira, porque es aterrador pensar que los niños no tienen qué comer mientras que nosotros, los mayores, no hacemos lo suficiente para solucionar esta problemática.
Los guajiros estamos en boca de todo el país, dando una imagen de insensibles que no se conmueven ante la muerte de nuestros niños y por la forma mediática en la que se están asumiendo estas muertes: son noticia un día, quizá no al siguiente.
Es necesario luchar en forma decidida para que no muera un niño más en La Guajira por física hambre. Hay que instar a todas las instituciones departamentales, municipales, nacionales; privadas y públicas, a la iglesia católica, a toda la sociedad, para que busquemos soluciones, pues esto puede resolverse si hay voluntad política y si se combate la corrupción que se interpone en estos procesos.
Ojalá en este territorio no se hiciera una parranda más, ni un festival, ni un carnaval más, mientras se sigan muriendo los niños de hambre, porque no podemos estar contentos, de parranda en parranda, mientras persista esta dolorosa situación.
Debemos activar todos los mecanismos; toda la sociedad tiene que estar volcada a mejorar sus condiciones.
Parece que los tratados, las declaraciones internacionales y la misma Constitución no llegan a nuestros niños; pareciera que el mundo entero protegiera desde el deseo, desde la teoría, y las intenciones no son suficientes para cambiar la realidad
*Taller de Opinión es un proyecto de
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