Por: Edinso De la Hoz Vizcaino.
Fue durante estas horas
que un comando armado dieron muerte a José Aníbal Garcerón Mejía, de 16 años,
estudiante de noveno grado del colegio Roque de Alba; Julio Contreras Rincones,
22 años, estudiante del mismo plantel y se alistaba para recibir grado el 18 de
diciembre de ese año; los hermanos Nefer Augusto y Alexander Enrique David
López, 25 años; Bartolomé Contreras Molina, 28; José Luis Rosado Quintero,
Javier Enrique Olmedo Campo, Ramiro Campo Peñaloza, Jeison José Daniel Roja,
José Dangond Quintero, Elis Fabián Montero y Erinón José Damián Rojas. Resultaron
heridos Leonel y Alfredo López, Enrique y Petra Molina, quienes fueron
trasladados a Valledupar.
Los paramilitares
llegaron haciendo tiros al aire y lanzando luces de bengala para impedir la
salida de 55 policías que estaban en la estación e impedir que éstos repelieran
el ataque. En los barrios El Cafetal y San Luis, donde se escucharon los
primeros disparos, todos pensaron al principio que eran juegos pirotécnicos,
pero el tableteo de los tiros hizo refugiar a toda la población en sus casas.
Un comando ingresó al
municipio y comenzó a matar sin piedad a las personas que encontraban a su
paso. La música de los equipos de sonidos, las parrandas, fiestas familiares,
los aguardientes, los old parr, los traqui traqui, las luces de bengala, y las
velitas solo duraron hasta las dos de la amanecida de ese nefasto día.
QUE IRONÍA.
17 años de desidia, 17
años de remordimiento, 17 años de tristeza, 17 años de sufrimiento, 17 años de
no querer que se repita la trágica historia, 17 años de susurro y nostalgia, 17
años de olvido. En el
amanecer del 8 de Diciembre del año 1998, a las 2 de la madrugada todas las
familias Villanuevera departían del inicio de unas navidades que se creían eran
llenas de dicha, paz y alegría. Es el decir universalmente del principio del
último, mes de cada año.
Más de un centenar de uniformados portando armas de
corto y largo alcance, se apoderaron de las alegres calles que a pesar de la
pertinaz llovizna disfrutaban de fuegos pirotécnicos y música de acordeón
jóvenes, adultos y mayores de edad con ropa nueva deambulaban unos a dirigirse
a casa de amigos y familiares, otros en compra de licores y pasa bocas, para
recibir el advenimiento de Gaspar, Melchor y Baltazar, los cuales ese año 1998 no
aparecieron en la tierra cuna de acordeones, por la llegada prematura de los
hombres que no vestían de Papa Noel y cargados de regalos, estos llegaron con camuflados
y cargando armas dispuestos a enlutar a una comunidad.
Con lista en manos empiezan a hacer el mandado hecho por el jefe
paramilitar “Jorge 40” Rodrigo Tovar, quien
en una rueda de prensa por la verdad, admitió ser el autor intelectual del
macabro hecho alegando que el barrio El Cafetal, cuna de muchos artistas como
los hermanos Zuleta, los Romero y los Celedón entre otros, se había convertido
en guarida de guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional Unión Camilista,
que operaba en las estribaciones de la Sierra del Perijá.
Uno a uno fueron cayendo inocentes, producto de las heridas por las
balas asesinas que brotaban de las maquinas hechas para acabar con la vida de
los hombres y mujeres del planeta, esta vez le tocó a 12 inocentes muchachos
queridos de Villanueva. Por estar departiendo el principio de las navidades,
fueron los que remplazaron a los que en la lista aparecían, y esto por el
desespero de los asesinos quienes al ver que el día los asechaba decidieron,
cumplir con la tarea cegándoles la vida a los que con sus suspiros apagaron las
velitas de esas navidades.
La Fiscalía también le
imputó al ex jefe paramilitar la masacre de Villanueva, en La Guajira, el 7 de
diciembre de 1998, en la que fueron asesinadas 12 personas. Ese día a la media
noche 150 paramilitares del Bloque Norte de la Auc ingresaron al barrio El
Cafetal y San Luís, donde los pobladores estaban aún celebrando el día de las
velitas, ‘Jorge 40’ ha contado que ordenó que la matanza se hiciera mientras el
pueblo celebraba para que el ruido de los disparos se confundiera con el de la
pólvora.
Los familiares de las
víctimas de este jefe paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’,
guardaban la esperanza de conocer la verdad sobre las muertes, desapariciones y
otros delitos que cometió ‘Jorge 40’ en el norte colombiano. El diez de marzo
de 2006, cuando Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, comandante del Bloque
Norte de las Auc, se desmovilizó en el corregimiento de La Mesa, al norte de
Valledupar, sus víctimas pensaron que pronto confesaría detalles de las
masacres que cometió y dirigió este temido paramilitar en la Costa Caribe.
Sin embargo la realidad
es otra. Han pasado nueve años y nueve meses sin que hasta ahora haya confesado
ante los fiscales de Justicia y Paz las atrocidades que cometieron sus hombres.
Su paso por la justicia colombiana solo duró dos años, debido a que en mayo de
2008 fue extraditado a los Estados Unidos junto a otros jefes paramilitares,
tiempo en el que poco habló sobre sus crímenes. Posición que continuó aun
estando en manos de las autoridades norteamericanas, más cuando se enteró que
el 24 de diciembre de 2010 asesinaron en Valledupar a su hermano Sergio Tovar
Pupo, al parecer por retaliaciones de sus enemigos.
Desde su sitio de
reclusión en los Estados Unidos, ‘Jorge 40’ había solicitado en reiteradas
ocasiones que le brindaran seguridad a su familia en la capital cesarense. Y
luego de la muerte de su hermano, la siguió pidiendo para sus padres que aún
viven y su esposa, porque según dice, han recibido amenazas. Según Hernando
Bocanegra, abogado de Rodrigo Tovar, el ex jefe paramilitar no ha hablado
porque se han presentado impedimentos con el proceso que adelanta con la
justicia norteamericana. “En cada una de las versiones a las que ha sido
convocado los abogados que representan al postulado en Estados Unidos han
enviado comunicaciones a la Fiscalía y a la Corte Suprema en la que argumenta
los motivos por los que no se puede presentar”.
No se sabe cuáles sean
exactamente los motivos que le impidan hablar en Justicia y Paz y por qué en
Estados Unidos se le ha aconsejado que no se presente en las versiones libres. Su
posición ante la justicia colombiana y su decisión de no confesar ni colaborar
con las víctimas, hizo que la Fiscalía General de la Nación decidiera, después
de varios intentos, pedir que se excluya de los beneficios de la Ley de
Justicia y Paz. La Fiscalía argumentó que alias ‘Jorge 40’ ha sido renuente a
colaborar con la justicia porque no ha asistido a ninguna versión libre en los
últimos cinco años, es decir, que no ha colaborado desde que fue extraditado en
mayo de 2008 por cargos de narcotráfico.
En junio de 2013 la
Fiscalía le dio un ultimátum para que se presentara a las versiones libres y aclarara
algunos crímenes cometidos por el Bloque Norte de las Auc. La primera sesión
fue planeada para 22 de junio de ese año, pero por solicitud del abogado del ex
jefe paramilitar la audiencia se aplazó.
El proceso de exclusión
hasta ahora comienza. Luego del anuncio del Fiscal General, el ente
investigador debe solicitar una audiencia ante el Tribunal, en este caso en el
de Barranquilla donde se lleva su caso, para presentar su argumentación y que
el postulado se pueda defender. Según dijo el abogado de Rodrigo Tovar, en esa
instancia se harán públicas las comunicaciones que se han enviado a la Fiscalía
y a la Corte Suprema, y se explicará con detalles por qué ‘Jorge 40’ no habla
en Justicia y Paz. Una vez se pronuncié el Tribunal, lo más seguro es que una
de las partes apele y la decisión quede en manos de la Corte.
Antes de 2008, alias
‘Jorge 40’ participó en 15 sesiones de versión libre, porque 14 sesiones que
fueron programadas se aplazaron, cinco se cancelaron y el jefe paramilitar no
se presentó en otras siete versiones. En audiencia ante los Tribunales de
Justicia y Paz ‘Jorge 40’ aceptó la responsabilidad por cerca de 600 crímenes.
Luego de su extradición
Rodrigo Tovar, ha participado en unos cuantos procesos en la justicia ordinaria
donde se ha acogido a sentencia anticipada como en el caso del asesinato del
profesor Alfredo Correa de Andreis; de Marylis Hinojosa Suárez, Juez de
Becerril y testificó en el proceso contra la ex representante a la Cámara,
Karely Lara, condenada por parapolítica.
Mientras Rodrigo Tovar
estuvo en Colombia le imputaron los delitos de homicidios, masacres,
desapariciones forzadas, secuestros, reclutamiento de menores, torturas, de los
que fueron víctimas más de 500 personas. Aunque muchos de estos crímenes los
cometieron sus subalternos, alias ‘Jorge 40’ reconoció su responsabilidad por
haber sido el jefe del Bloque Norte de las Auc.
Frente de
Contrainsurgencia Wayuu que delinquía en La Guajira. Aunque los paramilitares
se hacían llamar el Frente Contrainsurgencia Wayuu y obedecían a ‘Jorge 40’,
llegaron a la región sobre todo para quedarse con el viejo negocio del
contrabando y el tráfico de cocaína, armas y gasolina de Venezuela.
Amigo, cuando de recuerdo se trta hay que explicar, porque esto está en red y ud, no escribe sólo para su región. Su escrito comienza y tiene título de noticia y no de memorias;recuerde que no sólo ud, le e lo que escribe y los que lo leen son sus jurados y críticos, más cuidado con los escritos.
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