Por: Hernán Baquero
Bracho
El pasado 4 de
enero se cumplió el primer mes del fallecimiento repentino del amigo, del
colega, del compositor insigne costumbrista en estos tiempos modernos del
folclorista, del parrandero innato, verseador y el único que con su deje
musical lo hacía a punto de silbidos para componer tantas canciones que dejó
para el recuerdo en los amantes del vallenato, me refiero a Lázaro Alfonso
Cotes Ovalle, conocido artísticamente y cariñosamente como Poncho Cotes Jr, el
hijo de Telma Ovalle y Alfonso Cotes Queruz. Todavía el guayabo por su partida
lo tenemos fresquito en la memoria y en el corazón de aquellos que
apreciábamos y admirábamos a este insigne cantautor que se convertía en un
torrente de vivencias cuando departía alegremente con sus amigos.
Poncho Cotes Jr
dejó un legado musical para el vallenato tradicional que la Unesco lo ha
convertido en patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad y téngalo por
seguro que dentro de ese inventario que un grupo de amigos iniciaron de
manera quijotesca como Rosendo Romero Ospino, Félix Carrillo Hinojoza,
Beto Murgas, Andrés Villamizar, entre otros, varias de las canciones que
salieron de la inspiración magistral de Poncho Cotes Jr hicieron parte del
inventario de ese vallenato tradicional que tantas glorias le ha dado a nuestro
folclor y que esperamos que jamás muera por el bien de nuestra cultura y de
nuestras raíces: La parranda y la mujer, yo soy tu negro, el corazón del
pueblo, mi viejo y yo, entro otras que fueron inmortalizadas por los grandes
del vallenato y que hoy no solo el público villanuevero, sino el público
colombiano las tararean como un homenaje, como un recuerdo y como una nostalgia
de aquellos tiempos idos.
En el año 2010 en
el concurso de la canción inédita del festival de la leyenda vallenata, dejó
impronta su obra “la última historia” dedicada a mi padrino e icono de nuestro
folclor Rafael Escalona Martínez. Y como no componerle si Escalona y su papá el
gran Poncho Cotes fueron como hermanos y cuando se encontraban en Manaure
el balcón del cesar, tomaban el camino y se iban al Plan a encontrarse
con su otro hermano como lo era mi primo Emiliano Zuleta Baquero quienes con la
verborrea y las atenciones de la vieja Sara se hacían las parrandas
inolvidables que el mundo vallenato conoce de manera detallada escrita por
varios folcloristas y folclorologos de nuestra música insigne.
Como haciendo
remembranza a esa canción ganadora en el año 2010 y como presintiendo que el
destino le iba a jugar una mala pasada, comenzó a llamar a “Los Compadres” uno
de los grandes tertuliaderos villanueveros de nuestro folclor y que por
razones del mismo festival Cuna de Acordeones y de la política local se habían
distanciado e incluso estaban bien disgustados y Poncho Cotes Jr los llamaba y
lo expresaba Pangue Maestre rey vallenato, ante la viuda la inconsolable Betty
Mendoza después de su sepelio que días antes “Ponchito” lo había llamado y le
había expresado que no había que culpar a nadie y que había que buscar era el
abrazo de ellos, que toda la vida convivieron como hermanos. Y le expresaba
“Pangue no te pido más, no te voy a fregar esta vez sino que nos demos un
abrazo y olvidemos las diferencias que tienen uno y otros de lo grande que
hemos sido en la amistad y en la parranda”.
Esa fue la última
historia de este gran juglar y que el día de su sepelio, el 06 de
Diciembre desde allá arriba donde ya su espíritu se encontraba brincaba de la
emoción y de la alegría viendo el abrazo que se daban Beto Barros,
Rodrigo Daza Cárdenas e Israel Romero y me imagino como era el de elocuente le
decía al oído al Pangue: “viste tuve que morir para que ellos se dieran un
abrazo y volvieran hacer lo que fueron en el pasado, no importa ya no estoy en
ese mundo, aquí me encuentro con mi papá, mi mamá, Laura, Escalona, el Viejo
Mile, Rafa y no puedo decirte más pero estoy feliz”. Que hermoso, así nos duela
su partida, Villanueva siempre tendrá en la memoria y en el recuerdo lo que fue
Poncho Cotes Jr.
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