Por: Hernán Baquero Bracho.
El vallenato hoy se ha fusionado tanto con otros
ritmos musicales, que si no se preserva su autenticidad puede estar en peligro
de desaparecer. De acuerdo a los especialistas que han venido estudiando el
vallenato, hoy se puede clasificar en música vallenata que es la que conserva
la tradición de nuestro folclor y que la Unesco al declararlo patrimonio
inmaterial de la humanidad lo que preserva contra todos los
avatares, siendo el Festival Vallenato el mayor patrimonio de todos los
festivales donde año tras año conserva lo tradicional y la música comercial que
es la música de acordeón fusionada con otros ritmos, donde se ha perdido su
esencia con el apoyo y patrocinio de las casas disqueras y de centenares de
emisoras que lo publicitan como vallenato, pero que no lo es, si no que es
música de acordeón acompasada por los pases trocheros que desdibujan su
autenticidad y tradición.
El vallenato es el lenguaje de una raza.
La fusión del blanco (el acordeón que entona "mole del cerro é Murillo que
viste a los españoles, conquistar a Valledupar"), el negro (la caja
retumbando con "oigan lo que dice Alejo, con su nota apesarada"), y
el indio (la guacharaca repicando el son "señores yo soy el indio que
tiene todo y no tiene nada, trabajo para mis hijos, quemo carbón y pesco en la
playa).
Es escuchar el ritmo, saborearlo,
dejarlo penetrar por los ojos, por los oídos, por la piel, que nos escudriñe y
nos envuelva, que nos muestre nuestra vulnerabilidad, que saque a flote tantas
realidades propias, tantos detalles valiosos escondidos allí, como en un
vetusto baúl del olvido. Dejarse cortejar del acordeón, de ese ritmo que
acompaña nuestros latidos, que conoce la flexibilidad del espíritu y algún día
terminar preguntándose cómo es posible que ese "pedazo de acordeón" se
asemeje a las cosas de su alma. Entonces se entiende por qué todo el mundo hace
silencio respetuoso en Valledupar, en Villanueva, en San Juan del Cesar, en
Patillal y la fiesta se sublima en parrandas cuando comienza a liberar esa
energía que transmite el trovador, quien por extraña simbiosis se fusiona y
convierte con todo el conjunto en un solo instrumento.., fluyen las notas como
lava en erupción, inundando las almas con una paz bohemia, borrándose las horas
de nuestras mentes, y cuando llegue el silencio suenan otra vez las campanas
anunciando el amanecer. Esto es vallenato.
Donde nació la música del Acordeón?
Nació en el viejo Magdalena Grande, en cualquiera de esos pueblos que han visto
y verán nacer músicos y compositores de gran sensibilidad.., pero hay pueblos
que por ser como son, están muy ligados a los orígenes del Vallenato: Riohacha,
Fonseca, Caracolí de Sabanamanuela ,Villanueva, Patillal, Plato y El Paso. Por
Riohacha entró el acordeón y eso nadie lo pone en duda, éste se fue irrigando por
los caminos de vaquería hacia los pueblos del sur, en Fonseca hizo una gran
parada, siguió a San Juan del Cesar a un corregimiento llamado Caracolí de
Sabanamanuela, de ahí llegó a Villanueva donde ha brillado en todo su
esplendor, pariendo los máximos exponentes del acordeón. En Patillal siempre ha
flotado la poesía entre el aire y la "malena" un río de arena donde
se bañaban desnudas las doncellas para alborozo de los dioses que les
prodigaran fecundidad y las llevaran al hombre de sus sueños. Fue el sitio
donde mejor floreció el romancero popular.
De aquellos lugares tocados por la
fortuna - y por el Acordeón - la música se difundió por las grandes extensiones
del viejo Magdalena... primero fue con las migraciones de la guerra de 1900,
cuando muchos músicos llevaron juntos con el fusil, el Acordeón a los más
distantes lugares. Años después un negro de camarones, en la Guajira, llamado
José María Redondo, traía y llevaba mensajes tocando su guitarra de pueblo en
pueblo.
En la primera generación de los que
tocaron el Acordeón están: José León Carrillo (1840), Cristóbal Luquez (1845),
Abraham Maestre (1855), Agustín Montero (1870) y Francisco Moscote (1880), el
mítico Francisco El Hombre. En la segunda generación se encontraron: Eusebio
Sequeira, "Fruto" Peñaranda, "Chico" Sarmiento, Ramón
Zuleta, Luis Pitre y "Chico" Bolaños y en la tercera generación del
Acordeón están: Juancito López, Fortunato Fernández, Emiliano Zuleta Baquero,
Abel Antonio Villa, Lorenzo Morales, Francisco Rada, Fulgencio Martínez, Juan
Muñoz y el "negro" Ayala.
El Vallenato comenzó su parábola en
aspecto ascendente por la geografía colombiana. Del campo donde inició en las
vaquerías a la ciudad donde comenzó a sentirse el aire musical. El Vallenato
daba un vuelco total de donde era mal visto como corroncho y de poca monta, hasta
el punto que el clubes sociales de la época, como por ejemplo el Club
Valledupar en uno de sus reglamentos existía un veto descalificante: "
Queda terminantemente prohibido llevar a los salones del Club música de
Acordeón, guitarra o parranda parecidas" de ello existen anécdotas que le
sucedieron al gran "Colacho" Mendoza que pasó momentos amargos por
este veto.
Pero definitivamente el Vallenato
conquistó a Colombia en la década de los 90: el Binomio de Oro, Carlos Vives y
Egidio Cuadrado, Jorge Oñate, Los Betos: Villa y Zabaleta, Diomedes Díaz, el
gran ídolo de la música y la música auténtica ya reconocida de los hermanos
Zuleta, se volvió en música obligada de los grandes clubes sociales, de las
grandes concentraciones de espectáculos y en el alma y nervio de todos los
colombianos. Sin olvidar el hito histórico del año 1982. La entrega del premio
nobel a nuestro queridísimo Gabriel García Márquez, "Poncho" Zuleta y
Emilianito Zuleta, iluminaron la noche de la realeza con el vallenato nobel.
Eso es el Vallenato: la música nacional
que se siente en la médula y que moviliza la mayoría de recursos espirituales y
humanos. Un género principal donde a través de los anaqueles de la historia se
encuentra registrado su acontecer, su pasado glorioso y es la antorcha para
seguir penetrando en el mañana con músicos y compositores de nuestra tierra
hermosa. ¡Que
así siga sucediendo para gloria de nuestro folclor!
Publicar un comentario
Gracias por su comentario