Aprendiendo a caminar con Dios.

Por: JORGE MARIO LOPEZ NUNEZ
jorgemlopez2@hotmail.com

Siempre hay una primera vez para todas las cosas que se les presentan a las personas en el transcurso de la vida.

En mi caso no fue la excepción, estando en Bogotá como estudiante con el estrés del estudio y en una ciudad tan inmensa e insegura, yo acostumbrado como todo joven villanuevero a deambular por las calles de a pie, conversar en las esquinas con el grupo de amigos de la cuadra y esperar el fin de semana y el festival para parrandear y compartir con amigos y personas que vienen de otros pueblos y ciudades a pasarla chévere, el cambio que sentí fue muy duro como es natural y nunca pude acostumbrarme.

En esos momentos sintiéndome lejos de mi tierra y de mis seres queridos quise buscar algo o a alguien que me ayudara a superar esas añoranzas y me permitiera descansar, sentirme tranquilo y realizado, para la responsabilidad que se venía con el estudio.

Lo busque en muchos amigos, amigas, parrandas, compañeros, pero al final siempre ganaban las añoranzas y el hecho de sentirme solo.

No sé si era todo eso lo que tenía que pasar porque Dios me tenía preparado algo inmenso, lleno de amor, paz y tranquilidad en las tres áreas de mi vida (espíritu, alma y cuerpo). Fue cuando entre a compartir la habitación con un amigo, Indalecio Riveira Guerra, el todos los días me hablaba de Dios pero no prestaba atención, pero un día para quitarme tanta insistencia le dije que si era tan bacano andar caminando con Dios, necesito que me quite esos vacios y añoranzas que me dan cuando estoy lejos de Villanueva, el me respondió: “claro que sí! Te la quita en la primera reunión”, fui con mucha pena y temor, pero con el transcurrir de la reunión sentí en mi corazón que verdaderamente eso era lo que necesitaba y comencé a caminar al lado de Dios, las cosas en mi vida mejoraron, pero cuando salía de vacaciones todo quedaba hasta ahí.

Hace cuatro años y medio, estando en Valledupar en mi trabajo como odontólogo y ya conociendo la palabra de Dios y su poder la Señora Mariana Gutiérrez me invito a la CEPC (Cruzada Estudiantil y Profesional de Colombia), cosa que agradezco cada día de mi vida, hoy día me congrego allí y hago parte del Ministerio PEC (Profesionales Empresarios Cristianos).

Encontré guías espirituales, comprometidos a trabajar y multiplicar discípulos a través de la palabra de Dios, como son Carlos Melo, su líder, quien acrecentó ese primer amor hacia Dios, que en ese momento había perdido, y me dio mi primera cita pastoral; los líderes del Ministerio PEC, Iván Padilla y Mary Yaneth Adarme que con su paciencia dedicación y disciplina comparada a la fraternidad de mis padres han sabido formar mis cambios de actitud, por muy difícil que sea el camino.

Aprendí que la vida es un proceso que no termina cuando uno se va de este mundo, que es mejor dar que recibir y que la humildad y la búsqueda de Dios es algo gratificante.

Los tropiezos y las caídas que un ser humano tiene en su paso por este mundo, son momentáneos. Si estamos caminando con Dios siempre seguiremos adelante.

Mira que te mando que te esfuerces que seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo donde quiera que vayas (Josué 1:9). Este versículo que tanto me recalca mi líder me ha hecho comprender que la vida es más que el aquí y el ahora, he comenzado a vivir de manera distinta, apreciando mejor mis relaciones y quizá mucho de los problemas y cosas que para mi eran importantes, se han vuelto frágiles y pequeños, porque si estoy caminando con Dios, todo lo tengo, porque Él es el dueño de todo lo que existe en el mundo.

Es por tal punto esencial que el éxito de nuestra vida depende de la capacidad que poseemos para comunicar nuestras ideas y nuestros sentimientos para provocar determinada reacción en los demás; y como reflexión, amigo lector, es bueno hacer un alto en el camino para que Dios por medio del Espíritu Santo, examine su vida para ver quién o qué cosa ocupa el lugar más importante en tu corazón.