Por: Hernán Baquero Bracho.
EL 5 de septiembre de 1999, se constituyo en una fecha triste para el folclor y por ende para la música vallenata. Ese día murió en un lamentable accidente por las carreteras del Departamento de Sucre, uno de los mayores compositores de la música vernácula, Hernando José Marín Lacouture, quien en vida se había convertido en el trovador del pueblo por la cosecha de su inspiración alegrando corazones y luchando con sus canciones por causas nobles como la de los maestros, de los campesinos y en defensa de su tierra: La Guajira. Nando había nacido en el tablazo, corregimiento del municipio de San Juan del Cesar, un primero de Septiembre de 1945. Fue un trabajador nato en el campo agrícola. A la edad de 27 años comenzó a participar en festivales con canciones inéditas, de las cuales salió ganador en muchas oportunidades. Aprendió a tocar guitarra al lado del maestro Luis Alberto “Lucho” Gutiérrez. Sus canciones se caracterizan y que dejó para la posteridad por el corte romántico, crítico, costumbrista, picaresco y con mensajes de paz. Le cantó en su larga trayectoria a la mujer, al campo, al maestro, a las parrandas, a los amigos y a su Guajira querida.
La niñez y la adolescencia son los hitos que mas marcan la personalidad del ser humano, con ellos se aprende a sufrir, gozar. Pero también a valorar lo poco lo mucho que se tenga. Quien vive en abundancia es decir que todo lo tiene, no abarca todo el ámbito de la melancolía porque todo es felicidad, si hablamos de lo material. Quien vive en la escasez, la humildad y la pobreza puede valorar más lo que tiene y alcanzar con mayor satisfacción en anhelo por un mejor estar .
Los juglares Vallenatos en su gran mayoría vienen de este sector de nuestra sociedad. Hernando José Marín Lacouture fue un caso típico de superación. Metido en el ambiente agropecuario desde muy niño aprendió a conocer el régimen de la naturaleza, interpretar los ciclos de las lluvias para el riego natural del pan coger. También a conocer otros fenómenos naturales que inciden en esas actividades como los ríos y los vientos. Así su temprano despertar en plena luna llena. Eventos que le enseñaron igualmente a soñar, a anhelar y pensar hacia un mejor mañana, cosa que realmente alcanzó. Su superación fue digna de admirar, parecía un intelectual venido de los claustros universitarios más exigentes de la academia, este fenómeno provinciano ha hecho expresas sus experiencias y vivencias particularmente en el campo del folclor. Podemos recoger lo antes dicho en las hermosas y expresivas obras musicales que dejo para gloria del vallenato: la creciente, y inmortalizada por el Binomio de Oro; campesino parrandero, que fue inmortalizada en la voz de Jorge Oñate; los maestros que se convirtió en el himno de los educadores por los Hermanos Zuleta Díaz; Sanjuanerita, lluvia de verano, canta conmigo, el gavilán mayor, el invencible, consagradas en la voz del cacique de la junta Diomedes Díaz; el arbolito, la vecina de chavita, bebiendo yo, la primera piedra, mis muchachitas, el cantante del pueblo, la ley de embudo, la dama Guajira, el ángel del camino, y tantas canciones que hicieron a Nando Marín en un compositor multifacético, que le dio gloria al folclor. La vida y pasajes de Hernando Marín, nos deben invitar a recordar aquella frase expresiva: “más vale llegar a ser que el haber nacido siendo”.
Nando Marín además de caracterizarse como un excelente parrandero y amigo de los grandes que tuvo la música del acordeón, como haciendo apología al maestro Rafael Escalona, Nando era amigo de sus amigos y si no que lo digan José Kasquita Mazeneth, quien conserva en su casa una de las guitarras del compositor que tanto se inspiró para componer sus obras musicales, “Cao” Mendoza, “Ponchito” Cotes, “Beto” Barros, “Caco” Coronel, José Barliza, Roberto Calderón y tantos amigos parranderos que dejó el insigne juglar para el recuerdo. Pero también compositor Sanjuanero se caracterizo por ser un mamagallista espectacular, le sacaba punta a todo y a todos. Pero también era dueño de una recia personalidad y ella afloro en el concurso de las canciones inéditas del festival vallenato, allí casó peleas permanentes con la recordada “Cacica” Vallenata y de ahí que el triunfo le fue esquivo, a pesar de haber presentado canciones que triunfaron en el acetato. En el año de 1985 presentó “pecadora” que gustó tanto al pueblo así como “canta conmigo” que ha sido una de las más exitosas en la historia del festival vallenato, en el año de 1977 ocupó el segundo lugar con “plegaria del Vallenato”.
Y en Villanueva que era como su segundo hogar, el triunfo también le fue esquivo, la canción “Villanueva mía”, que después del consejo directivo de la fundación festival cuna de acordeones la instituyó como su himno folclórico y el pueblo acepto y aplaudió esta decisión, tampoco gano cuando se presentó en el concurso de la canción inédita. Cosas de la vida. Nando Marín dejó para el recuerdo himnos folclóricos: Canta conmigo, en Valledupar; Villanueva mía, en Villanueva; la dama Guajira, en Barrancas; Sanjuanerita, en San Juan del Cesar, y una de corte a nivel nacional: Los maestros.
Como olvidar esa fecha triste y lastimera, cuando oía la voz quebrantada por el dolor, por la pérdida de du padre, amigo y confidente de su hijo Deimer Jacinto Marín Jiménez, a uno le sigue embargando el sentimiento de la nostalgia, el sentimiento del dolor y es cuando vuelven aparecer las lagrimas por la muerte trágica del trovador del pueblo y vuelve uno a los recuerdos de ese 6 de septiembre en la ciudad de Valledupar, en su iglesia y en su plaza. Y vuelven a sentirse las palabras de su hijo Deimer Marín, llenas de poesía, llenas de metáforas, llenas de retorica, llenas de vidas paralelas por los caminos de la vida, llenas de sentimientos, llenas de nostalgia, de jolgorio y alegría. ¿Cómo olvidar al gran compositor Nando Marín? Imposible de olvidarlo para los amantes del folclor, imposible de olvidarlo para el pueblo Sanjuanero, imposible de olvidarlo para su familia y su hijo, imposible de olvidarlo para el pueblo Guajiro, e imposible de olvidarlo para mi Villanueva del alma. ¡Así es y así será para la posteridad!
La niñez y la adolescencia son los hitos que mas marcan la personalidad del ser humano, con ellos se aprende a sufrir, gozar. Pero también a valorar lo poco lo mucho que se tenga. Quien vive en abundancia es decir que todo lo tiene, no abarca todo el ámbito de la melancolía porque todo es felicidad, si hablamos de lo material. Quien vive en la escasez, la humildad y la pobreza puede valorar más lo que tiene y alcanzar con mayor satisfacción en anhelo por un mejor estar .
Los juglares Vallenatos en su gran mayoría vienen de este sector de nuestra sociedad. Hernando José Marín Lacouture fue un caso típico de superación. Metido en el ambiente agropecuario desde muy niño aprendió a conocer el régimen de la naturaleza, interpretar los ciclos de las lluvias para el riego natural del pan coger. También a conocer otros fenómenos naturales que inciden en esas actividades como los ríos y los vientos. Así su temprano despertar en plena luna llena. Eventos que le enseñaron igualmente a soñar, a anhelar y pensar hacia un mejor mañana, cosa que realmente alcanzó. Su superación fue digna de admirar, parecía un intelectual venido de los claustros universitarios más exigentes de la academia, este fenómeno provinciano ha hecho expresas sus experiencias y vivencias particularmente en el campo del folclor. Podemos recoger lo antes dicho en las hermosas y expresivas obras musicales que dejo para gloria del vallenato: la creciente, y inmortalizada por el Binomio de Oro; campesino parrandero, que fue inmortalizada en la voz de Jorge Oñate; los maestros que se convirtió en el himno de los educadores por los Hermanos Zuleta Díaz; Sanjuanerita, lluvia de verano, canta conmigo, el gavilán mayor, el invencible, consagradas en la voz del cacique de la junta Diomedes Díaz; el arbolito, la vecina de chavita, bebiendo yo, la primera piedra, mis muchachitas, el cantante del pueblo, la ley de embudo, la dama Guajira, el ángel del camino, y tantas canciones que hicieron a Nando Marín en un compositor multifacético, que le dio gloria al folclor. La vida y pasajes de Hernando Marín, nos deben invitar a recordar aquella frase expresiva: “más vale llegar a ser que el haber nacido siendo”.
Nando Marín además de caracterizarse como un excelente parrandero y amigo de los grandes que tuvo la música del acordeón, como haciendo apología al maestro Rafael Escalona, Nando era amigo de sus amigos y si no que lo digan José Kasquita Mazeneth, quien conserva en su casa una de las guitarras del compositor que tanto se inspiró para componer sus obras musicales, “Cao” Mendoza, “Ponchito” Cotes, “Beto” Barros, “Caco” Coronel, José Barliza, Roberto Calderón y tantos amigos parranderos que dejó el insigne juglar para el recuerdo. Pero también compositor Sanjuanero se caracterizo por ser un mamagallista espectacular, le sacaba punta a todo y a todos. Pero también era dueño de una recia personalidad y ella afloro en el concurso de las canciones inéditas del festival vallenato, allí casó peleas permanentes con la recordada “Cacica” Vallenata y de ahí que el triunfo le fue esquivo, a pesar de haber presentado canciones que triunfaron en el acetato. En el año de 1985 presentó “pecadora” que gustó tanto al pueblo así como “canta conmigo” que ha sido una de las más exitosas en la historia del festival vallenato, en el año de 1977 ocupó el segundo lugar con “plegaria del Vallenato”.
Y en Villanueva que era como su segundo hogar, el triunfo también le fue esquivo, la canción “Villanueva mía”, que después del consejo directivo de la fundación festival cuna de acordeones la instituyó como su himno folclórico y el pueblo acepto y aplaudió esta decisión, tampoco gano cuando se presentó en el concurso de la canción inédita. Cosas de la vida. Nando Marín dejó para el recuerdo himnos folclóricos: Canta conmigo, en Valledupar; Villanueva mía, en Villanueva; la dama Guajira, en Barrancas; Sanjuanerita, en San Juan del Cesar, y una de corte a nivel nacional: Los maestros.
Como olvidar esa fecha triste y lastimera, cuando oía la voz quebrantada por el dolor, por la pérdida de du padre, amigo y confidente de su hijo Deimer Jacinto Marín Jiménez, a uno le sigue embargando el sentimiento de la nostalgia, el sentimiento del dolor y es cuando vuelven aparecer las lagrimas por la muerte trágica del trovador del pueblo y vuelve uno a los recuerdos de ese 6 de septiembre en la ciudad de Valledupar, en su iglesia y en su plaza. Y vuelven a sentirse las palabras de su hijo Deimer Marín, llenas de poesía, llenas de metáforas, llenas de retorica, llenas de vidas paralelas por los caminos de la vida, llenas de sentimientos, llenas de nostalgia, de jolgorio y alegría. ¿Cómo olvidar al gran compositor Nando Marín? Imposible de olvidarlo para los amantes del folclor, imposible de olvidarlo para el pueblo Sanjuanero, imposible de olvidarlo para su familia y su hijo, imposible de olvidarlo para el pueblo Guajiro, e imposible de olvidarlo para mi Villanueva del alma. ¡Así es y así será para la posteridad!
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