Por: Hernán Baquero Bracho.
La Universidad de la Guajira, fue fundada por el Decreto No. 523 del 12 de Noviembre de 1976 siendo Gobernador, Cristóbal Fonseca Siosi y Secretario de Educación, Francisco Zabaleta, ya fallecido. Han sido Treinta y dos años de lucha, de desvelo por un mejor porvenir, de mantenerse en el medio educativo contra toda clase de adversidades. Por ella han pasado muchos rectores, unos buenos, otros regulares y otros mediocres sin ton ni son.
No hay derecho que siendo la Guajira uno de los departamentos más ricos de Colombia, su universidad no esté a la altura de la calidad educativa a nivel profesional, el top de ella a nivel universitario está muy por debajo de las grandes universidades del país, aunque últimamente ha mejorado su calidad profesional, pero todavía falta mucho trecho para ponerse a la vanguardia de las mejores universidades del país. Y ni siquiera sus carreras están acorde con las riquezas de la región. El alma mater algunas veces ha estado agonizando ante los ojos indiferentes de la dirigencia local. No ha habido una franca y sincera disposición que tienda a erradicar la delicada situación de este importante centro educativo, llamado hace Treinta y dos Años a ser el generador de la formación profesional de la juventud de La Guajira y a pesar de tantos entuertos y de la disidencia de su clase dirigente, la Universidad hoy representa una cantera de profesionales brillantes algunos, éticos otros, buenos y malos pero que se han hecho allí con todos los sacrificios, a pesar de su baja calidad. La Universidad de La Guajira está y ha estado de espaldas a nuestro desarrollo. Los hechos lo indican y lo demuestran.
¿Que ha faltado? El problema de la Universidad parece no haber tenido un análisis profundo, prevenido y serio. Todo hace indicar que en el fondo ha existido un poco de egoísmo, de politiquería y no una disposición de política coherente, de servicio real a la comunidad, de querer resolver quizá la más grave y delicada situación que afronta Riohacha, como capital del departamento y centro receptor obligado de un extenso conglomerado, urgido de recibir la orientación profesional adecuada, que le sirva de base para regir en un futuro los destinos de su región, en los distintos campos de la actividad.
La elevación del nivel cultural del pueblo es el más eficaz instrumento de progreso, es la necesidad más sentida por los ciudadanos y su satisfacción no solo es deber primordial del Estado, sino elemento político de primer orden, por cuanto del adelanto de la capacidad y de la formación de la gente depende la comprensión y la buena marcha del sistema democrático. Debemos todos unidos, gremios, clase dirigente y pueblo apoyar a la Universidad de La Guajira y darle el puesto que corresponde: ser el motor, ser la causa, el instrumento de una clase profesional Guajira capacitada, competitiva y eficaz.
Se avecina la elección de un nuevo rector. ¿Será Alguero? ¿Será de Lavalle? ¿Será Ustariz? Quien salga vencedor debe recibir el apoyo gubernamental, del conglomerado estudiantil, de la clase gremial y de la opinión pública nacional, para colocar a nuestra Universidad en el puesto que le corresponde. La gestión realizada por la actual rectora, administradora de empresas Maritza León Vanegas, al frente de la universidad ha sido buena, dejó buenas acciones, un centro de investigación que le hacía tanta falta, hoy está en pleno funcionamiento. Al nuevo rector le corresponde colocar nuevos programas de acuerdo a nuestra expectativa de desarrollo: programas orientados a la minería, a la ingeniería, a un programa de biología marina (La Guajira cuenta con 370 Km de costa y se debe aprovechar este potencial). Vamos a asacar la cara por nuestra universidad; exijamos una buena calidad profesional. Seamos instrumentos de cohesión para tener otras carreras afines a lo que explotamos y aprovechemos la transferencia de tecnología nacional y extranjera que reside en nuestro departamento en bien de la universidad y de su clase profesional.
No nos enfrasquemos en odios y egoísmos, que no conducen a nada; aprovechemos la capacidad de todos para mirar de frente a la Universidad de La Guajira y hagamos de ella lo que debe ser: Cantera de profesionales capaces y competitivos en el mundo globalizado.
No hay derecho que siendo la Guajira uno de los departamentos más ricos de Colombia, su universidad no esté a la altura de la calidad educativa a nivel profesional, el top de ella a nivel universitario está muy por debajo de las grandes universidades del país, aunque últimamente ha mejorado su calidad profesional, pero todavía falta mucho trecho para ponerse a la vanguardia de las mejores universidades del país. Y ni siquiera sus carreras están acorde con las riquezas de la región. El alma mater algunas veces ha estado agonizando ante los ojos indiferentes de la dirigencia local. No ha habido una franca y sincera disposición que tienda a erradicar la delicada situación de este importante centro educativo, llamado hace Treinta y dos Años a ser el generador de la formación profesional de la juventud de La Guajira y a pesar de tantos entuertos y de la disidencia de su clase dirigente, la Universidad hoy representa una cantera de profesionales brillantes algunos, éticos otros, buenos y malos pero que se han hecho allí con todos los sacrificios, a pesar de su baja calidad. La Universidad de La Guajira está y ha estado de espaldas a nuestro desarrollo. Los hechos lo indican y lo demuestran.
¿Que ha faltado? El problema de la Universidad parece no haber tenido un análisis profundo, prevenido y serio. Todo hace indicar que en el fondo ha existido un poco de egoísmo, de politiquería y no una disposición de política coherente, de servicio real a la comunidad, de querer resolver quizá la más grave y delicada situación que afronta Riohacha, como capital del departamento y centro receptor obligado de un extenso conglomerado, urgido de recibir la orientación profesional adecuada, que le sirva de base para regir en un futuro los destinos de su región, en los distintos campos de la actividad.
La elevación del nivel cultural del pueblo es el más eficaz instrumento de progreso, es la necesidad más sentida por los ciudadanos y su satisfacción no solo es deber primordial del Estado, sino elemento político de primer orden, por cuanto del adelanto de la capacidad y de la formación de la gente depende la comprensión y la buena marcha del sistema democrático. Debemos todos unidos, gremios, clase dirigente y pueblo apoyar a la Universidad de La Guajira y darle el puesto que corresponde: ser el motor, ser la causa, el instrumento de una clase profesional Guajira capacitada, competitiva y eficaz.
Se avecina la elección de un nuevo rector. ¿Será Alguero? ¿Será de Lavalle? ¿Será Ustariz? Quien salga vencedor debe recibir el apoyo gubernamental, del conglomerado estudiantil, de la clase gremial y de la opinión pública nacional, para colocar a nuestra Universidad en el puesto que le corresponde. La gestión realizada por la actual rectora, administradora de empresas Maritza León Vanegas, al frente de la universidad ha sido buena, dejó buenas acciones, un centro de investigación que le hacía tanta falta, hoy está en pleno funcionamiento. Al nuevo rector le corresponde colocar nuevos programas de acuerdo a nuestra expectativa de desarrollo: programas orientados a la minería, a la ingeniería, a un programa de biología marina (La Guajira cuenta con 370 Km de costa y se debe aprovechar este potencial). Vamos a asacar la cara por nuestra universidad; exijamos una buena calidad profesional. Seamos instrumentos de cohesión para tener otras carreras afines a lo que explotamos y aprovechemos la transferencia de tecnología nacional y extranjera que reside en nuestro departamento en bien de la universidad y de su clase profesional.
No nos enfrasquemos en odios y egoísmos, que no conducen a nada; aprovechemos la capacidad de todos para mirar de frente a la Universidad de La Guajira y hagamos de ella lo que debe ser: Cantera de profesionales capaces y competitivos en el mundo globalizado.
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