Por: Hernán Baquero Bracho
Últimamente La Guajira siempre se ha visto en el ojo del huracán. Uno, por el rezago presupuestal en que la sumió el Gobierno Nacional; dos, por el mismo rezago presupuestal en el mal uso de las regalías y por ello la reforma que se ha implementado a la Constitución Nacional, en aras de lograr la tan anhelada inclusión social y la disminución de la pobreza y al desperdicio de tantas bonanzas que le han llegado al Departamento y hemos sido inferiores a todo este potencial que no lo hemos sabido aprovechar.
Todo lo anterior nos pone a pensar y analizar cuales han sido los factores que han incidido en el atraso de la península a través de tantas décadas perdidas. Son varios los factores o las variables que han contribuido a este atraso, al subdesarrollo y al marasmo en que se encuentra nuestra tierra: uno de los mas importantes es sin lugar a dudas, cuando La Guajira se sumió en la clandestinidad, tal como se encuentra reflejado en el análisis que quedó en la historia, del Investigador René de La Perlaja, cuando Colombia en el siglo XVIII presentaba dos grandes debilidades que eran Panamá y La Guajira. Panamá optó por su independencia y la Península se sumió en la clandestinidad; de ahí en adelante ese miedo nos ha hecho tanto daño que hasta la fecha no lo hemos podido superar, a pesar de grandes prohombres que ha dado La Guajira.
La Guajira no ha sabido negociar con el estado Colombiano, a pesar de su posición Geoestratégica, de su incuestionable belleza, de sus paisajes únicos en nuestro país y de las grandes riquezas de recursos energéticos no renovables que tiene en sus entrañas y que le ha dado las mayores entradas percápitas a la Nación y por ende a la tierra de promisión. El contrabando y la abonanza marimbera fueron dos factores que volvieron al guajiro cortoplacista e inmediatista, y esos factores siguen incidiendo en nuestra comunidad, hoy el narcotráfico continua golpeando a nuestra economía y la subterránea ha permeabilizado a todas las capas sociales de La Guajira, combinado con el asistencialismo político han vuelto a sus habitantes a una vida fácil, de no forjar futuro, de no crear empresas y de ser pocos creativos para el desarrollo de nuestra región.
La clase dirigente ha sido otro de los factores que ha incidido en el atraso del Departamento. Nuestra clase dirigente ha sido el desencanto y la desilusión de la comunidad. No se ha programado una verdadera planificación y donde más ha incidido es a nivel municipal. No ha existido cohesión entre las necesidades apremiantes y las prioridades del gobernante. Con algunas excepciones La Guajira ha cabalgado a través de tantas décadas en terreno árido, como haciendo apología a su geografía, de desesperanza y desilusión.
La corrupción ha sido uno de los grandes males que le ha venido causando un hueco enorme a nuestro desarrollo. Se ha venido acrecentando con el tiempo como una fusión entre el narcotráfico, su clase dirigente y su gente enquistada en seudo dirigentes, que en su gran mayoría no han liderado procesos de desarrollo sino de su propio bienestar. La Guajira que en más de treinta y cinco años ha recibido alrededor de tres billones de pesos, pero estos dineros se los ha tragado la cañería de la corrupción. De esta hecatombe no se salva nadie. La Guajira ha sido un barco sin timonel que ha surcado sin remos, sin horizontes, sin esperanza y sin bienestar.
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