Ezequiela compartiendo con sus nietos
Por: Hernán Baquero Bracho.
La historia de Villanueva siempre estará entrelazada a la vida de “Enriquito” Orozco, nombre hipocoristico con que era conocido el dirigente conservador Enrique Orozco Dangond. Por todo lo que sucedió a su alrededor en el época gloriosa de la Villanueva de antaño. Quien fue famoso primero, como dirigente de su partido y luego en los cantos de Escalona… más tarde como el mejor de los anfitriones que tuvo la región: El gallero por excelencia que dio esta tierra de promisión.
En su casa veraniega, siempre estuvo acompañado de su compañera sin igual, Ezequiela Sánchez. “Ezequielita” o la “Cacica Guajira”, o “la chacha” Ezequiela, como se le ha conocido en el argot popular y el mundo gallístico, la cual hace parte de la historia del libro “los gallos finos en el mundo” del escritor sincelejano Rafael Ramón Camargo, conocido como Rakan; fue pieza fundamental (hablando de ezequiela) en la fabula de Villanueva, en la historia de los gallos de este pueblo que se caracterizó en el pasado reciente como la cuna de la hidalguía, de la intelectualidad y de la hospitalidad.
La historia de los gallos en Colombia, no puede escribirse sin estar en sus anaqueles la pareja Orozco Sánchez. Ellos se constituyeron en lo más granado de las contiendas de gallos a nivel nacional e internacional. Su casa se llenaba de galleros famosos de Sincelejo, Montería, Santa Marta, Bogotá, Riohacha, Valledupar, Panamá, Venezuela y Republica Dominicana. Después de cada concentración en la gallera que construyó Don Luis Sierra y que hoy se conoce como gallera San José en esos históricos dos de febrero esta casa se volvía un solo alboroto. ¡Qué tiempos aquellos ezequilita! Allí al compas del acordeón del viejo Emiliano Zuleta Baquero los cogía la madrugada cantándole al amor amor en noches de luna llena. Galleros de la talla del Ex presidente Alfonso López Michelsen quien era grande amigo de Enriquito y Ezequiela, no fallaba un dos de febrero en su casa y por supuesto a la gallera que ellos organizaban; Alberto Segrera, Pedrito Félix, Tulio Hernández, Mateo González, Sabre Brito, Celso Castro, Pipe Mattos, Gabriel Combat, Canopan Cabello, Ospicio Baquero Herrera, Jaime López Araujo, ´kiko” Ferreira, ¨icho¨” Olivella, Gonzalo Martínez, José Orozco Gámez, Checha Urbina , Panchico Zabaleta, Chicho Cabello, y tantos que la memoria no permite recordar pero que la historia los tiene bien guardados en el cenáculo de lo que fue la gesta de los gallos en Colombia.
Enriquito y Ezequiela cumplieron a cabalidad el decálogo de los galleros que dice así: los galleros somos hermanos en un gran deporte. El gallero que todavía no sabe perder, no se puede considerar gallero. El gallero que compite con lealtad, merece el respeto y el cariño de sus ocasionales adversarios. El gallero que trata de ganar con ventajas, muy pronto es aniquilado por el desprecio. En las riñas de gallo, uno será el ganador y otro el perdedor, saber perder es más importante que saber ganar. Mientras los gallos se combanten fieramente los galleros se estiman cada vez mas. Competir en un gran evento de mucha trascendencia, es la máxima aspiración de un buen gallero. Todo gallo, por muy bueno que sea tiene su día que pierde. Todo gallo que huye, vive; pero ni a eso tiene derecho; los gallos se combaten entre sí por celos, y el que cela es porque ama, los gallos son los reyes del amor.
La figura de ezequiela, se hizo famosa con dos gallos que hicieron historia en Colombia; en Guere – Guere (la cuerda del hijo de enriquito, Alvarito le colocó este nombre y hoy esa herencia se patentiza en su otro hijo Augusto y sus sobrinos, los mellos Orozco) y la mecedora. La historia de estos dos gallos, le dieron renombre nacional y al gallero Villanuevero lo acompañaba siempre su talismán de la buena suerte - en los gallos, además de su cría de su casta, la suerte juega un papel preponderante en cada concentración – ezequiela Sánchez era ese talismán y siempre en primera fila, se le veía con su sombrero voltiao y su sonrisa inigualable y la gente le gritaba: “quiubo cacica me imagino, que trajo buenos gallos, como siempre” y ella les respondía con esa simpatía y esa gracia de que gozaba: “traje puros campeones, ya los verán” y no se equivocaba, porque cuando lanzaba “la mecedora” la gallera donde fuera, reventaba a radiar por la alegría y la fama del gallo campeón.
La mecedora, era de la cría de Celso “checho” Castro y se lo había regalado a Enriquito. Este gallo giro inició su historia el 10 de marzo de 1966 en la gran concentración de Sincelejo y allí siendo pollo ganó el segundo puesto. El primer puesto lo ganó el gallo “chivo mono” de Luis Simón Pérez, de Corozal. El mejor gallero en esa concentración fu el Cubita Arbilla de Valledupar. De ahí en adelante las riñas que realizo la mecedora fueron innumerables y que lo llevaron a ser el gran campeón de muchas concentraciones gallísticas de todo el país. Hasta que como dice el decálogo del buen gallero que todo gallo por muy bueno que sea, tiene su día que pierde y a la “mecedora” le toco en el año de 1967 en la feria internacional de Sincelejo, que para la época era el máximo evento que se realizaba en el país. Perdió frente al gallo “la amistad” de la cría del gallero Sincelejano Manuel Narciso Jiménez. Y quedó registrado este pasaje en el libro Los Gallos Finos en el Mundo: “la pobre chacha Ezequiela con lagrimas en los ojos, recogió el cadáver de su gallo y lo estrechó entre sus brazos y se lo llevó al pecho y le dio un tierno beso de despedida. La algarabía en la gallera era tremenda y todos los comentarios giraban alrededor de la gran pelea de la tarde. Al gallo la mecedora se lo llevaron embalsamado para La Guajira, para hacerle un entierro de primera en Villanueva”.
No hay otra manera de definir lo que representó para los gallos en Colombia Doña Ezequiela Sánchez y que hoy con mucha nostalgia recuerda esos momentos gloriosos que vivió con su amado Enriquito y que hoy ese amor por los gallos lo ha recogido su hijo Augusto Orozco Sánchez, que heredó la picardía de su padre y la sonrisa de su madre y hoy se pasea por todas las galleras de Colombia haciendo eco a lo que fueron ellos en el pasado. Villanueva le rindió honores a Augusto el 18 de Septiembre del 2008 en la gran concentración de la gallera San José. Su casa hoy continúa siendo un alboroto ya no por los gallos, si no porque otros de sus hijos, el médico Jorge Juan Orozco quien ha sido dos veces Alcalde de Villanueva, y hoy flamante Secretario de Salud Departamental, la política la lleva en las venas haciendo honor a su padre y haciendo honor a Laureano el gran amigo que tuvo su progenitor y que daba la pelea en esta tierra bella y buena llamada Villanueva. Gloria por siempre a la gran gallera y a la única cacica que tienen la Guajira en cuestión de Deportes de Gallos.
Como siempre Hernán Baquero, deleitándonos con esa florida lectura, cual alumno del papá del realismo mágico.
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