Por: Juan Rincón Vanegas.
En el patio de la casa de Mercedes Morales, ubicada en el barrio La granja de Valledupar, el joven acordeonero Guillermo Morales López, comenzó a moldear la voz de Diomedes Díaz, y después lo acompañó en diversas presentaciones e incontables parrandas, pero lo que nunca pasó por la mente de ‘Guille’ fue que el pichón de cantante, ‘Diome’ como lo ha llamado siempre, llegara tan lejos en la música vallenata.
‘Guille’ se emocionó cuando lo ubicamos en su tierra Chimichagua, para que contara esta historia inédita. Comenzó diciendo “Los dos estudiábamos en 1974 en diferentes cursos del Colegio Instpecam y como se realizaban los actos culturales, yo tocaba mi acordeón y cantaba. Allí lo conocí y me dijo que era cantante y enseguida acordamos un ensayo en la casa donde yo vivía y de esa manera arrancó todo. Comenzamos a realizar presentaciones, primero en nuestro colegio y después en otros, en parrandas y en algunos barrios donde había fiesta. Algunas veces nos chiflaban, otras nos aplaudían y ahí íbamos. En ese entonces tocábamos, entre otras, las canciones ‘La negra’ y ‘Morenita linda’ que era la que más le gustaba a ‘Diome’, porque era paseo y la pasamos a merengue, para hacerla más rápida”.
Dos años después de la unión, el acordeonero ‘Guille’ Morales, volvió a jugar un papel importante en la vida de Diomedes Díaz, porque le escuchó decir a su amigo Nafer Durán, que ese año se había coronado como Rey Vallenato, que quería un cantante.
“Enseguida a Naferito, que era mi amigo desde que venía a mi casa en Chimichagua, le recomendé a Diomedes Díaz. Incluso a ‘Diome’ lo llevé donde él estaba alojado y se pusieron de acuerdo para grabar y efectivamente al poco tiempo hicieron el disco ‘Herencia Vallenata’, donde salió el éxito ‘El Chanchullito’, que fue el gran abrebocas”.
Enseguida viene la pregunta del millón: ¿Por qué no grabaste con Diomedes? y sin inmutarse responde. “Antes, no era fácil grabar como ahora. Aquello se logró porque Naferito tenía un gran reconocimiento. Era Rey Vallenato y también porque era hermano de Alejo Durán. Todo eso influyó para que ‘Diome’ diera ya en serio el primer paso en la música, y de ahí arrancó su exitosa carrera musical”.
Al poco tiempo y ya siendo bachiller ‘Guille’ se fue para su tierra, se casó y comenzó a ser conductor de tractores, camiones y desempeñándose como mecánico, y eso sí tirando de vez en cuando sus “mochos” de acordeón en parrandas y algunas casetas donde era invitado por distintos cantantes de la región.
Ahora sus pasos lo sigue su hijo Leonard ‘El Kato’ Morales, quien es profesor de música y espera revalidar con su acordeón, la hazaña que no pudo alcanzar su padre.
“Estoy muy satisfecho con mi hijo porque ha seguido mis pasos logrando grabar varios trabajos musicales y convertirse en profesor de acordeón. Eso es gratificante porque es como prolongar aquello que dejé en el camino para forjar el futuro de mi familia que era lo primordial. Claro, que nunca olvido las distintas presentaciones en los pueblos, donde era bien recibido, aunque el pago no era mucho. Eran otros tiempos y el aspecto comercial era poco. Ahora los músicos tienen diversas oportunidades y ganan grandes sumas de dinero, lo que no ocurría en mis tiempos de acordeonero”.
‘Guille’ quedó sentado en la puerta de su casa recordando esos años en que acompañó a Diomedes Díaz. Pidió su acordeón y le hizo parir varias melodías que hoy hacen parte de la historia musical del hombre que no solamente se convirtió en el más grande vendedor de discos vallenatos, sino que se ganó un Premio Grammy Latino y es el padre de 26 hijos, producto de su gran amor por la mujeres, esas que no se cansa de vitorear en sus canciones.
¿Y ese es el acordeonero?…
Entre las anécdotas que tuvieron lugar en su intermitente trabajo como acordeonero, aparece la ocasión en que hizo una presentación con un grupo vallenato en La Gloria, Cesar, donde conoció a una joven apuesta que quedó encantada con su figura y su estilo.
Esa noche hablaron poco, pero ella se apareció en la mañana a despedirse y lo encontró en la sala de una casa en construcción donde se había alojado. Lo encontró como no lo esperaba, acostado en una pila de arena donde aterrizó después de llegar embriagado de la caseta. Ella, al verlo en esas condiciones y sin camisa, lo único que acertó a preguntar fue: ¿Y ese es el acordeonero? Al darle respuesta afirmativa se fue para nunca más volver. Cuando Guille despertó le contaron y solamente expresó: “Esa mujer no era para mí”…Como tampoco fue el señalado para tener el mayor reconocimiento al lado de Diomedes Díaz, quien recuerda aquella vez cuando ‘Guille’ confió en su talento y le moldeó su voz en distintos escenarios.
إرسال تعليق
Gracias por su comentario