Investigadores encontraron vestigios de especies que habitaban cuerpos de agua en la zona.
Fósiles de chigüiros de más de tres millones de años, tapires y osos perezosos gigantes forman parte de los restos hallados en la península de La Guajira por investigadores de la Universidad Nacional y el Instituto Smithsonian (sede Panamá), quienes se dieron a la tarea de rescatar los rastros de naturaleza perdida en medio del paisaje desértico.
Los hallazgos aportan pistas del tipo de bosque que debió existir hace no menos de 20 millones de años en esta zona del país.
Una de las especies que habitó este lugar, y que más llamó la atención entre los fósiles encontrados, fue un chigüiro de aproximadamente 3,2 millones de años, que se convirtió en el primer registro de un vestigio de esta edad en nuestro país y en el más cercano al istmo de Panamá.
“Perteneció a un género extinto caracterizado por su gran tamaño, mucho mayor al de los actuales. Las diferencias radican en la dentadura y en algunos rasgos del cráneo”, explica María Camila Vallejo, bióloga que participó en la investigación.
Esta zona del país tiene una enorme cantidad de sedimentos acumulados que les permitieron a los investigadores estudiar los cambios, según las condiciones que debía tener el ambiente para soportar la vida de las especies.
A pesar de que no hay respuestas sobre el cambio que experimentó la región, es probable que dicho fenómeno haya estado relacionado con el cambio climático de la época.
“Tuvimos bosques en La Guajira y luego vinieron las glaciaciones.No supimos qué pasó, pero somos conscientes de que eso afectó profundamente el paisaje en Suramérica. Después vino una época más cálida, la del Holoceno, cuando esta parte quedó desértica”, explica Vallejo.
El chigüiro, considerado el roedor más grande, siempre ha estado relacionado con ríos o lagos. Por lo tanto, según losinvestigadores, hallarlo en esta zona del país indica que existieron corrientes de agua que desaparecieron en una desertificación progresiva.
Esto se comprobó con el hallazgo de una gran cantidad de invertebrados como moluscos, equinodermos, cangrejos, al igual que vertebrados como tiburones y rayas que datan de 5 millones de años aproximadamente y solo podrían encontrarse en cuerpos de agua grandes y constantes.
“Si bien había influencia marina –dice–, la presencia de agua dulce permitía la permanencia de ciertos animales, lo cual abre una gran incógnita: ¿por qué hoy La Guajira no tiene ningún drenaje que permita la salida de un río grande?”, explica Gustavo Ballén, estudiante de la maestría en Biología de la Universidad Nacional.
Entre las especies halladas también están los astrapoterios, ejemplares parecidos a los tapires pero con dientes exteriores, al igual que gliptodontes (enormes mamíferos similares al armadillo); Purussaurus, caimanes que llegaron a medir hasta 13 metros de longitud, y perezosos gigantes.
La investigación también encontró otros fósiles de mamíferos pertenecientes al género Artiodactyla (grupo de vacas, camellos y pecarís) y pampaterios (litopternos y notoungulados), herbívoros de gran tamaño que eran endémicos de Suramérica y están extintos.
Aunque es muy difícil imaginar que en medio de la desertificación de La Guajira hayan existido fuentes de agua, varias especies de plantas y grupos de animales hallados comprueban que la península sí las tuvo.
Según Yaneth Muñoz, profesora del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, “la evolución de la Tierra ayuda a explicar por qué se están presentando los movimientos telúricos. Tenemos un planeta en continuo movimiento, y aunque los sismos siempre han existido, en esa época se presentaron con mayor fuerza y frecuencia”.
Los investigadores no ponen en duda que aún hay mucho por explorar. Por ahora, muchos de los fósiles hallados serán llevados a la Universidad del Norte, Barranquilla. Dentro de la investigación, también vale la pena resaltar el papel de universidades extranjeras como las de la Florida, Cornell, Zúrich, Alberta y Rochester.
Tomado de: EL TIEMPO
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