Esa es una de las sorpresas que se encontró durante una visita a hogares encargados de manejar programas de nutrición, en La Guajira.
“Eso produce indignación, cómo van a saber el estado de los niños en agosto, si apenas estamos en junio. Que no nos digan mentiras”, manifestó al respecto la directora de Primera Infancia del Instituto de Bienestar Familiar, Karen Abudinen Abuchaibe, al percatarse que a los niños “ya los pesaron y los tallaron por anticipado”.
Igualmente, la funcionaria alertó que mientras el ICBF paga por nutricionistas que acompañen a los hogares en el proceso de alimentación para los niños, lo que realmente encontraron son "niñeras” a las que hacen pasar por especialistas en el tema.
“No le dan la ración de alimento como debe ser (…) los sitios donde atienden a los niños son antihigiénicos”, fue el balance de Abuchaibe luego de visitar 51 centros de atención en los que no encontraron comida, pero sí un hacinamiento de niños que tienen que dormir tirados en el piso y en viejas colchonetas, de acuerdo con el ICBF.
Al final, la funcionaria dijo que con los 180 mil millones de pesos que se giran para la primera infancia en La Guajira es posible alimentar a los niños, y que gran parte de ese dinero está alimentando el músculo financiero de los propios operadores.
“Lo más importante es que nosotros vamos a decirles y a demostrarles a los operadores que si no cumplen se acaba inmediatamente el contrato y quedarán vetados para prestar cualquier servicio del ICBF”, puntualizó Abuchaibe.
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