Entrevista con Martha Lucía Zamora, exfiscal del caso
La funcionaria rechaza haber sido una especie de victimaria, como afirma el exgobernador de La Guajira.
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El pasado 23 de agosto, el programa Los Informantes transmitió una entrevista con el exgobernador de La Guajira, Francisco Gómez, en la que él acusó a la exfiscal de su caso, Martha Lucía Zamora, de haber orquestado un cartel de testigos falsos en su contra. Zamora, hoy secretaria general de la Alcaldía de Bogotá, niega tales acusaciones y da detalles sobre cómo ha sido el desarrollo de este importante caso.
Francisco Gómez la acusó de haber formado un cartel de testigos en su contra. ¿Cómo llegó ese proceso a sus manos?
Cuando era jefa de la Unidad de Fiscales Delegados ante la Corte Suprema de Justicia, yo llevaba procesos por orden del fiscal general, como el caso Colmenares y el caso Kiko Gómez, que venía de tiempo atrás, pero al que nunca se le había puesto interés.
¿Cuánto tiempo atrás?
La referencia que existe es una visita que hizo Yandra Brito al fiscal general de ese momento, Mario Iguarán, para pedirle que se investigara la muerte de su esposo, que ocurrió en 2008. A los dos años vino la muerte de ella. Esos dos casos nunca se unieron, estaban siendo investigados de manera aislada. Por esa razón, fueron descuidados en torno a la trascendencia que tenían. Tuve que compulsarles copias a fiscales que ordenaron el archivo en Santa Marta y en Riohacha; hubo negligencia para investigar.
¿Cómo fue la investigación?
Una de las líneas de investigación importantes era poder determinar los vínculos de Kiko Gómez con los paramilitares. El grupo paramilitar que operó en La Guajira estuvo liderado en esa época por (Salvatore) Mancuso, igual que pasó con Norte de Santander. Y eso nos llevó a tener que oír en declaración a Mancuso en Estados Unidos y a Arnulfo Sánchez, alias Pablo. Incluso se había ordenado también la declaración de Jorge 40. Entonces yo viajé con esas tres misiones: Jorge 40, Mancuso y Pablo. Mancuso y Pablo fueron absolutamente claros, con conocimiento de causa, pruebas muy importantes que son hoy en día valoradas en juicio.
¿Qué más sucedió?
El fiscal del caso, Julio Pino, me comentó que la defensa había solicitado la declaración de Herlin Cortés, quien era del grupo de escoltas de Kiko Gómez. Esta persona manifestó no haber tenido conocimiento de que Gómez estuviera vinculado en homicidio alguno, que nunca le vio armas, que jamás tuvo vínculos con paramilitares. Muy poquito tiempo después de la captura de Gómez, Herlin Cortés llamó a uno de los investigadores, quedó grabado. Ese investigador tenía la orden de que cualquier llamada, cualquier situación, dado lo que estaba pasando en ese proceso, se grabara. Yo recuerdo, y lo digo con absoluto respeto, que hasta la Policía protegió a Kiko el día de la captura. Que se lo llevaran significaba, para Cortés, que ahora venían por él, por haber declarado. Nos pidió oírlo de nuevo, dijo que quería decir la verdad.
¿Qué dijo?
Viajamos a la Fiscalía de Santa Marta a tomar esa declaración. Él estaba muy alterado. Fue un testigo impresionante sobre las relaciones con grupos paramilitares, lo mismo que nos había dicho alias Pablo. Nos habló de la enemistad del señor Gómez con Yandra Brito y su esposo, Henry Ustaris. Nos dijo cómo entrar a la caleta en casa de Kiko Gómez. Eso parecía la “baticueva”: había que mover un cajón, mover una puerta y se abría la caleta. Era tan cierto que el allanamiento se hizo con sus indicaciones. Allí se encontraron partes del expediente, fotografías, documentos de contratos. Luego nos manifestó que tenía mucho miedo, pero tenía que regresar a su trabajo porque si no aparecía era peor. Y desapareció.
¿Nunca más supieron de él?
Un día apareció en un video en Youtube con el abogado de Kiko Gómez, que para ese momento era el doctor Alfredo Montenegro, también abogado de Sigifredo López, por eso el mismo estilo de que yo compro testigos y demás. Herlin Cortés dice en ese video que nosotros lo secuestramos en Santa Marta, que lo obligamos a hablar, que le entregamos un libreto. Ellos no sabían de la llamada telefónica grabada; eso lo supieron en una audiencia mía en el Tribunal de Bogotá.
¿Cree entonces que eso fue idea de Alfredo Montenegro?
Es su estilo. Es más, en la audiencia de medida de aseguramiento empezó a decirle al magistrado que yo era la jefa de un cartel de falsos testigos, tanto así que el magistrado tuvo que pedirle que guardara silencio y que eso no tenía nada que ver con lo que estábamos debatiendo allí. La Fiscalía radicó ya la solicitud de preclusión en mi favor en el caso de Sigifredo López. No tengo nada que ver, nunca vi a los testigos, nunca los conocí.
¿Por qué cree que “Kiko” Gómez sólo la menciona a usted?
Porque yo fui muy visible por el caso Colmenares, porque me unía el mismo abogado del caso de Sigifredo López, y porque, lo debo decir con toda honestidad, fui una fiscal muy seria en el caso de Kiko Gómez. Creo que una persona como él no perdona que un fiscal no tenga precio. El simple hecho de que los testigos no vayan a las audiencias es preocupante, estoy segura de que no van por miedo a enfrentarse en una audiencia con Kiko Gómez. Este proceso no ha terminado, pero queda el sinsabor de que, después de un trabajo honesto, sea yo la que aparezca como victimaria.
¿Conoce a Bladimiro Cuello, el excónsul que, según Gómez, ordenó un atentado en contra de él y con quien usted, dice, se alió?
Al doctor Cuello lo conocí un día en la Fiscalía Delegada ante la Corte. Eran como las 6 de la tarde cuando me llamó y me dijo que él sólo me rendía testimonio a mí. Iba a salir del país a raíz de la muerte de su hermano, el médico de Barranquilla. Llegó a mi oficina muy alterado, lloraba y estaba pálido, vestido de negro porque venía del funeral. Pero como yo no era la fiscal de ese asesinato le remití la declaración al fiscal de Barranquilla que correspondía, y nunca más tuve contacto con él.
¿Qué piensa de que Iguarán, a quien Yandra Brito le pidió investigar la muerte de su esposo, esté ahora en el equipo de defensa de “Kiko” Gómez?
Esas son las vueltas que da la vida. Cuando se ejerce esta profesión se tiene la libertad de escoger a los clientes. Pero yo no lo haría, esa familia sufrió muchísimo.
Otro escándalo reciente en el que usted apareció envuelta es el de Forex. ¿Cómo explica eso?
A principio de año conocí una denuncia, supuestamente hecha por un extrabajador de mi hermano —ya se estableció que esa persona no hizo tal denuncia—, en la que se hablaba de unas cuentas en el exterior. Extrañamente me vincularon, cuando yo no tengo vínculo comercial con mi hermano. Resulta que esa denuncia nunca fue radicada en la Fiscalía, la usaron para enviarla a los medios. Yo me temo que quienes lo hicieron son las personas de Forex que mi hermano denunció, porque él sí se metió con ellos, sí invirtió, y aparece en la lista de víctimas porque perdió muchísima plata. Entonces vino la noticia de Noticias Caracol en agosto. Casi me muero. Le solicité a la Fiscalía que me dijera dónde estaban esos documentos y me respondió, mediante oficio, que no encontró ninguno de los documentos mencionados en las noticias. Yo estoy segura de que se los entregaron al periodista. En octubre de 2012, El Espectador recibió una copia que usted misma envió, ordenando abrir una investigación penal en nuestra contra por haber revelado las inconsistencias de los testigos del caso Colmenares. ¿Qué piensa hoy, tres años después, de esa decisión?
Recuerdo que ese día estaba en Medellín cuando vi en El Espectador el análisis: cogieron las declaraciones de los tres testigos, las compararon. Un trabajo periodístico maravilloso, eso sí. Pero yo me quedé fría. En este sistema penal acusatorio es muy difícil cuando en medios se descalifican elementos probatorios, porque en juicio pierden todo su valor. En ese momento yo no había analizado a los testigos, me acababan de dar el caso y yo sólo tenía la versión del fiscal (Antonio) González. Ofrezco mil disculpas, pero si lo hice fue porque realmente veía que afectaba muchísimo el proceso. Igual yo misma ordené que los investigaran; esas personas no eran confiables, eran unos estafadores. Todavía no me atrevo a decir por dónde llegaron, pero en ese momento fueron la solución del fiscal González para que no le quitaran el caso. Él no practicó pruebas técnicas, que era lo más importante. Se limitó al sensacionalismo. Qué lamentable.
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