Por: Hernán Baquero Bracho.
Villanueva ha sido prodiga en todo. La Villanueva de antaño se confunde con la Villanueva de hoy. La Villanueva que un puñado de paisanos jalonaron en el pasado y en el inmediato presente se confunden con la Villanueva pujante que una corriente migratoria le ha puesto ganas y está contribuyendo a su desarrollo. Dentro de todos esos contrastes continúan brillando sus matronas que como vientres prodigiosos han engendrado profesionales que enaltecen esta tierra bella, sufrida pero gracias a su estoicismo continua llena de esperanza.
Matronas que se constituyen en el orgullo familiar pero también el orgullo de una patria que cada día jalona hacia adelante y nunca hacia atrás. De tantas matronas insignes con que cuenta Villanueva, hoy me quiero referir a una en especial quien fuera amiga entrañable de mi madre Carmen Bracho Arias - que ya no está en este mundo terrenal- y quien a sus 101 años, recién cumplidos el pasado 9 de enero, sus seres queridos continúan teniéndola viva, lo que indica alegría pero al mismo tiempo nostalgia, porque ya no representa lo que fue producto de sus tres isquemias que ha sufrido, donde la mayoría de sus recuerdos familiares se han ido.
Pero también es la única de esa generación familiar que se mantiene con vida como el árbol que ante tantos avatares, nadie la ha podido doblegar. Me refiero a Antonia Daza Jiménez o como ha sido conocida siempre de la manera más cariñosa “Toña” Daza, hermana de las que ya no están Alicia Jiménez Ovalle o Alicia Robles, Ana Julia Daza, Ana María Jiménez o “La Yuye” y “Chema” Jiménez. Una matrona especial llena de cualidades que la han hecho tan singular: buena vecina, amiga incondicional, trabajadora incansable, excelente ser humano, servicial de las mejores, nadie se iba con las manos vacías ante una necesidad apremiante. Fue una prospera comerciante en sus años mozos, producto de ese intercambio comercial con la vecina República de Venezuela. Nadie le dio nada, todo se lo ganó a pulso.
Madre de los profesionales Álvaro, médico y experto en vallenatologia, del reconocido folclorista empresario y odontólogo Anais, del reconocido ejecutivo a nivel nacional, el abogado Ulises, de Orlando quien reside en Venezuela, de Genoveva quien ya partió al otro mundo; de Robert y de Flor Ibarra Daza, del hogar que formó con Adaulfo Ibarra. Primeramente también había conformado hogar con el ex alcalde de Barrancabermeja y Villanuevero de pura cepa Pedro Rodríguez y de ahí nacieron: Oviedo, Evelina, Mariela, ya fallecidos; Jonás y Alberto, quien reside en Venezuela desde muy joven. “Toña” Daza, resistió con valentía la perdida de cuatro de sus hijos, los lloró, sintió su muerte en lo más recóndito de su alma pero se limpió las lágrimas y continuó en la lucha por la vida y por sus otros hijos: digno de admirar y digno de valorar, y más con la muerte de su bisnieto Luis Andrés Colmenares Escobar, que también le tocó la fibra de lo más profundo de su ser.
Abuela del ex vice contador de la nación y catedrático de importantes universidades del país Luis Alonso Colmenares Rodríguez, padre del inmolado estudiante universitario Luis Andrés Colmenares Escobar, abuela también de “Pello” Colmenares, de Adrián, Andy y Divina Ibarra Ustáriz, profesionales de la nueva generación que enaltecen a su tierra, abuela también de la empresaria ganadera Helka Daza Gómez, así como la de sus hermanos John, Wilman, Dínora y Mavi y de más de 50 nietos y más de 20 bisnietos que producto de su vientre prodigioso ha regado esa semilla que no morirá jamás. “Toña” Daza, un ejemplo viviente de esa Villanueva de antaño, que enaltece a una gran matrona que ha tenido Villanueva. ¡Dios glorifique a “Toña” Daza por siempre!
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