Urgen gobiernos decentes y justos para La Guajira


 Por: Wilder Navarro (Precandidato a la gobernación de La Guajira)

Los grandes proyectos de energías renovables en La Guajira, que hasta ahora tienen el diseño y la sustentación del plan de desarrollo de Duque, hay que rediseñarlos adaptándolos al Plan de Desarrollo “Colombia Potencia Mundial de La Vida”. Esta es tarea del gobierno nacional, para la cual deberá acoger las distintas visiones y pretensiones de los guajiros que fueron expresadas en los dos diálogos incluyentes que se hicieron en Riohacha y Maicao. Además de poner en marcha las “Comunidades Energéticas” de que habla el presidente Gustavo Petro que no son otra cosa que darle participación accionaria o de propietarias a las Comunidades dueñas del territorio del Sol y del Viento. Es decir, bienvenida la inversión para grandes proyectos, pero con participación y garantías plenas de derechos para los habitantes de nuestro departamento. No al despojo, si a la participación donde todos ganemos. 

Los problemas que aduce la empresa ENEL para ordenar la suspensión del proyecto eólico Windpeshi, es decir, trancones de vías, paros, exigencias reiteradas y desmedidas de ayudas sociales por parte de las comunidades y otras, son frutos de la acumulación de engaños y abandonos que ha sufrido la gente de La Guajira especialmente el Pueblo Wayuu por parte de los gobiernos corruptos de la nación y del territorio. Estos regímenes de corrupción han sembrado desconfianza extrema en la gente que ya no cree en la institucionalidad. Lastimosamente, muchos guajiros piensan que solo a punta de trancar vías pueden hacer valer sus derechos y en estas llamadas “vías de hecho” a veces se abusa del derecho a la protesta con el consiguiente descrédito de la misma. 

El gobierno nacional debe estudiar con lupa y con detalles las excusas que presenta ENEL para suspender el proyecto del parque eólico, porque esta empresa, que está en Colombia desde 1997, bien sabía y conocía la realidad de nuestro departamento y de las particularidades de la Alta Guajira. Por eso ENEL no podría alegar imprevistos en este proceso. Una cosa que se debe examinar es la experiencia de ENEL en producción de energía eólica, pues aparentemente sus mayores experiencias están en otras fuentes como solares, térmicas e hidroeléctricas. 

Otras de las cosas que se deben revisar en este proceso es si la consulta previa se surtió con todas las garantías. Si hubo transparencia en la obtención de los terrenos donde se construye el complejo energético. Si las Comunidades Indígenas que habitan el territorio contaron con las compensaciones y garantías suficientes, si dichas comunidades tienen garantizada una participación económica adecuada y justa en ese mega proyecto, si el medio ambiente y el entorno están a salvo de afectaciones insoportables. En fin, examinar si la vida de las comunidades mejorará con ese mega proyecto tal como debe ser. Todos estos beneficios comunitarios son posibles y compatibles con las garantías y las ganancias para los inversionistas. Los inversionistas deben ganar, pues, para eso invierten sus capitales y eso es bueno y se debe garantizar plenamente. 

Pero el actual régimen de corrupción que gobierna La Guajira no está en capacidad de garantizar el bienestar de las comunidades, ni la estabilidad institucional, ni las ganancias de los inversionistas. Por eso, ante la debacle de este régimen inservible y caduco, hay que reconstruir la confianza de la gente de La Guajira y eso se logra con un gobierno que no engañe, que no se robe los recursos, que proteja y garantice los derechos de la gente y de esa forma ese gobierno tendría autoridad moral para exigirle responsabilidades a la población. Es claro que quienes hasta ahora han gobernado el departamento de La Guajira a punta de engaños y de mentiras a nuestro pueblo, no tienen la legitimidad ni la autoridad moral para exigirles a los pobladores que cumplan ciertas reglas. 

Los corruptos y ladrones empoderados no pueden exigirle a nadie nada y de esa forma La Guajira padece la ilegitimidad del poder con una ingobernabilidad estructural. Así es imposible el desarrollo del departamento y por eso es urgente el cambio de forma y de fondo para gobernar, el cambio de propuestas, el cambio de rumbo, el cambio de actores políticos. Es la hora del cambio progresista, real y verdadero. Para lograr tales fines, sigamos construyendo el Pacto por La Guajira. 

Para que la transición energética en La Guajira sea exitosa y sea un factor de desarrollo, se requieren gobiernos decentes y justos, ya tenemos un gobierno nacional decente y justo, ahora falta el departamental y los municipales. Manos a la obra guajiros.

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