El más reciente informe del DANE (Actualizado a octubre de 2023), presenta cifras realmente alarmantes de la pobreza en La Guajira, que alcanza al 58% de los hombres y al 67% de las mujeres de la península.
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Por: Aliskair De La Hoz
Con preocupación, en la más reciente presentación del informe de pobreza monetaria y pobreza extrema monetaria del DANE, la entidad resalta que el departamento cedió 7
puntos en las mediciones de 2021 – 2022, aún más preocupante es que el índice
de pobreza monetaria extrema en La Guajira tuvo una variación del 26 % al 35% en
hombres y del 35% al 39% en mujeres.
La pobreza monetaria
extrema en el departamento aumentó 10 puntos porcentuales, de acuerdo a estas
cifras, hoy hay 84 mil pobres más en el departamento, y 109 mil personas más en
pobreza extrema, en 2021 los guajiros sobrevivían con ingresos de $370.296
mensuales, hoy lo hacen con $361.032 mensuales, es decir, en promedio: $12.034
pesos diarios; $310 pesos menos y hoy es muy difícil encontrar un pan en ese
precio.
Las esperanzas han apuntado a los cambios de gobierno, estas una vez más volvieron a florecer en las campañas pasadas, en las que hubo poco debate, nula exposición de las posibles salidas económicas de la prostración en la que se encuentra el departamento, muchos ciudadanos, esperan que, por arte de magia, a partir de 2024 esto sea posible.
Podría serlo si los nuevos alcaldes, gobernadores, diputados,
concejales y la sociedad en general, comenzaran a pensar en La Guajira más allá
de las coyunturas y comenzaran a construir una nueva sociedad a partir de la
fuerza de trabajo, de innovación y de competitividad. Que pasemos de lo
artesanal, del contrabando, del narcotráfico y de la informalidad a una apuesta
seria enfocada en turismo, en producción y exportación de algo más que la
minería, el aprovechamiento real de las potencialidades del departamento en
materia de puertos naturales, el sol y la brisa para la transición energética, para eso es necesario pensar al departamento y para pensar, un insumo importante es la educación.
Es muy fácil escribir y
repasar los mismos planes y proyectos de hace décadas en el departamento, deberíamos asumir sin hipocresía que nuestra
sociedad es difícil y el acervo cultural y étnico en ocasiones imposibilita el
desarrollo. Pero hay que hacer un alto en el camino y comenzar a realizar acuerdos
reales en los que todos ganemos, la sociedad, las comunidades indígenas,
incluso la clase política del departamento que se ha quedado rezagada en su
representación y la defensa de procesos reales de transformación.
Hemos quedado en evidencia,
puesto que nadie ha hecho un pronunciamiento serio, responsable y que proponga
caminos distintos a los fallidos del gobierno nacional que buscaban solucionar
los problemas de agua, el PAE, la educación y la implementación de la sentencia
T-302 que desde 2017 ha puesto el debate en la mesa, pero es poco lo que se ha hecho para implementar las tareas
necesarias y lo que se ha hecho ha sido cooptado por la corrupción y la incapacidad
como lo demostró el más reciente informe de la Contraloría General de la
República.
Responsabilidad,
diálogo, innovación, propósitos reales de cambiar la manera como se han hecho las cosas y la búsqueda de nuevas alternativas van de la mano en los
próximos años, pero hay que comenzar poniendo de antemano, la transparencia y
la honradez con las que se manejan los dineros de todos los guajiros.
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